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Estación bisiesta
Dorita García Blanco.
Libro de poemas. 2008
Introducción de Aurelio González Ovies.

Palabras previas,
por Xulio Concepción Suárez.
presentación del libro
en la Casa de la Cultura,
Ayuntamiento de Lena,
2008.

Agradezco a Dorita y al Conceyal de Cultura del Ayuntamientu L.lena (Tsena) esta nueva oportunidad de participar en un acto literario con escritores del conceyu, después de algunos años ya. Y lo agradezco por varias razones: por tratarse de un tema muy de moda, como es el mundo del lenguaje, la comunicación diaria, en unos tiempos en los que, en ocasiones, ya resulta labor ardua distinguir el mundo real y el mundo virtual de las palabras. Libros como el que presentamos ahora vienen muy oportunos.

Y agradezco también la participación en un acto que tiene por tema la poesía: ese lenguaje del paisaje interior que todos llevamos dentro desde aquel primer paisaje exterior que se abría ante nuestros ojos a los pocos minutos de nacer. Con el libro de Dorita lo entenderemos ambos paisajes ahora un poco mejor.

Comunicación y paisaje

Tal vez pudiéramos resumir la actitud poética de la escritora Dorita García con las frases que ella misma selecciona en torno a los diversos autores que cita: " vivir quiero conmigo " (Fray Luis de León); " astros, fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños " (Rosalía de Castro); " gracias, aroma " (Oliverio Girondo); " la soledad " (Luis Cernuda); o " puedo escribir los versos más tristes esta noche" (Pablo Neruda).

En la lectura de estas páginas, nunca sabremos si más pensadas para los sentidos o para la reflexión filosófica, se diría que la autora va recorriendo el espacio interno y espacio externo de su mundo circundante con un objetivo muy claro: la realización por la creación literaria más allá de la palabra oral o escrita. La creación literaria pura, el arte de imaginar más allá de los límites que impone la comunicación humana, tal como expresa en unos sentidos versos:

"Confiaba en las palabras.
¿Por qué me hablasteis todos con frases de consuelo?
Al final habéis conseguido
que deje de creer en las palabras.
Solamente me queda el mundo de los
sueños.
¡No destruyáis el mundo de los sueños!
los sueños NO.
Dejadme sólo los sueños"

El libro parece construido sobre esos pasos progresivos: la búsqueda de la identidad personal; la comunicación por el paisaje; el uso de los cinco sentidos como único recurso para la comprensión y la expresión personal; la soledad como destino; y la creatividad poética como solución individual y social.

Con los cinco sentidos en la escritura

Ya desde los primeros versos, la autora se sitúa en el mundo bucólico que la rodea o que imagina:

" Subo y bajo por la hierba.
Es primavera. Bosque de hadas".
Flores, pájaros,
estrellas"

Todo el léxico de la primera parte, sobre todo (Primavera) está tupido de pinceladas paisajísticas: margarita, flor, arroyo, agua, fuente, manzanas, erizos, hojas". Ese paisaje exterior que recubre la retina de la autora, tal vez ya desde su infancia lenense, parece el escenario donde se van sucediendo los senderos de la creatividad literaria.

Para ello va empleando un léxico muy variado, que representa los cinco sentidos: el tacto ( el hielo, la nieve, quería tocarlo todo ".); la vista ( la oscuridad, los tulipanes negros, la niebla, los colores de noviembre ); el oído ( el silencio, el canto de un jilguero, el tren, el canto de sirenas, el crujir de las hojas ".); los sabores ( las manzanas por setiembre, los membrillos en el huerto, más tarde las nueces". ); los aromas ( aroma de violetas, vestidos de madreselvas, fragancia de soledad, rosario de flores secas, oler la inmensidad". )".

Por las cuatro estaciones del año

Esa búsqueda del camino literario se va realizando en el paisaje según las cuatro estaciones del año, pero en un orden (tal vez, no casual), que alterna entre la primavera y el otoño; y entre el verano y el invierno otra vez:

•  primavera

•  "Quiero tocar el tiempo "“es primavera-
Quiero ver nacer la vida.
Quiero sentir algo nuevo"

•  otoño

•  "Hay un otoño secreto
de sombras y de silencios,
de colores de nostalgia,
de ocasos amarillentos".

•  verano

•  "Es verano
es sol
es agua".
Es todo color de vida"

•  invierno

•  "Es un invierno rosado
de nieblas y de recuerdos".
De ver llegar otro año "“por marzo-.
Quiero que no pase el tiempo"

Tal vez este mosaico temporal cambiante a lo largo del año, en ocasiones teñido de adjetivos y tintes un tanto melancólicos, represente un paseo especial para la autora:

"Soy invierno azul y gris,
soy ráfaga de silencio,
soy estrella semioculta".
Soy aroma de violetas.
Soy camino de otro tiempo
Vengo de la primavera
del verano.
Estoy sentada en el porche
del otoño".
Soy llama que no crepita
Soy el eslabón doblado de la cadena del
tiempo"

Entre el paisaje exterior y el paisaje interior que siempre llevamos dentro

En todo caso, el paisaje exterior del poemario recuerda el lugar ameno (que dirían los poetas bucólicos de la literatura clásica) en el que la escritora lucha por realizar su paisaje interior, por la identidad personal más allá de la comunicación con las palabras: seguir viviendo la realidad de los sueños en continuidad con aquellos otros más inocentes de la infancia. Se diría que ese producto de ambos paisajes es el único que puede salvarnos entre tanto silencio que se sucede en los versos:

"Un paraje de silencio escondido entre los
pinos,
entre montañas y cielo".
Salpica el croar de las ranas
los minutos de silencio.
Voy a pasear por la orilla,
donde tus pasos desiertos
se quedaron atrapados
entre las huellas y el tiempo"

En fin, podría decirse que el poemario de Dorita sale a la luz con palabras de radiante actualidad:

"Al final habéis conseguido
que deje de creer en las palabras".

No bastan las letras, el sentido usual de las palabras

A medida que progresamos en la lectura del libro, tenemos la impresión de que la escritora siente la necesidad de seguir escribiendo, a sabiendas de que no le bastan las definiciones del diccionario, de que no son suficientes las palabras para expresarse y para que nos entiendan: para comunicarse en el espacio y en el tiempo:

"Yo seguiré escribiendo la página que quedó
en blanco.
Como la nieve de enero.
Como el hielo.
Vertical como el carámbano.
Me senté ante una hoja en blanco".
Vuelan letras perdidas,
están buscando un espacio.
Mágico baile de signos.
Sones, compases fantásticos.
Símbolos que se acomodan"

Y concreta a continuación cuándo es capaz de llegar a escribir realmente después de tantas dudas:

" Ver
Oler
Tocar
Oír
Sentir
Nacer"

Sólo consigue escribir cuando a la forma y el sentido de las palabras se multiplican por las sensaciones que contienen de los cinco sentidos, cuando uno es capaz de escribir paseando por ese paisaje interno que siempre llevamos dentro:

"La música del alma".
Letras escritas en negro:
Reflexión, conocimiento.
Letras de color violeta:
La fragancia del recuerdo.
Letras rojas:
Para entender la existencia".
Letras azules:
Voluntad, querer, sentir
Letras entre granadas y fresas".
Vuelvo a la página en blanco y escribo"

Sólo entonces, ya al final del poemario, la autora encuentra útil el instrumento de las palabras:

"Me gusta la lluvia cuando llora.
La mañana despertando libertad.
Un pájaro bebiendo néctar.
La música en el viento.
Una lámpara en la noche.
Un rayo de luna abrazando el mar".
Me gusta una rosa que se abre.
Una luciérnaga escondida.
Una abeja libando.
La piedra oculta en el camino.
La tarde bajo un árbol.
La brisa que acaricia.
Me gusta tu risa de cristal"

Mucho más allá de la comunicación actual

El lenguaje publicitario, el lenguaje político, el lenguaje comercial, algunos textos periodísticos en ciertos medios, las mismas informaciones del tiempo en el telediario"., dejan de servir como vehículo de información objetiva, para convertirse en pura realidad virtual (el lenguaje de la desinformación y la mentira tantas veces). La palabra oral o escrita, lamentablemente, ya no es de fiar: será así, puede ser, quién sabe si será verdad".

¡Qué diferencia con esa palabra de tantos paisanos y paisanas de los pueblos todavía, que, cuando dicen una cosa, uno sabe que ye así y no de otra manera; que los podemos creyer a güeyos cerraos! Ca vez quedan menos de estos paisanos y paisanas de palabra, claro está. Hasta los testamentos, las voluntades finales en el lecho de muerte yeran orales: la palabra de un paisano valía pa escuchar y transmitir mensajes tan importantes que hoy pueden dar lugar a muchos años de litigios. Ni notario, ni escritos, ni testigos, ni firmas, ni ordenatas por el medio".. La palabra del paisano, y vale.

Sólo los sueños

Yo no sé si Dorita habrá terminado el libro de forma intencionada o no con esos precisos versos: en todo caso, los libros los hacen los lectores con sus lecturas, más o menos acertadas, claro está. Pero este remate del poemario abre una ventana de cambio también por donde pueda entrar una forma nueva de comunicación y de realización personal, en estos tiempos de puras realidades virtuales: la pura creatividad, el arte de la palabra sincera y sentida, la comunicación esencial más allá de los instrumentos materiales para representar signos o palabras.

En definitiva, sólo nos expresamos, sólo podremos entendernos, cuando logramos sobrevivir en el paisaje exterior de los sentidos fundido con el paisaje interior de cada uno y cada una:

"No logro hallar las palabras
guardadas en los cofres del silencio".
Solamente me queda el mundo de los
sueños.
¡No destruyáis el mundo de los sueños!
Dejazme sólo los sueños".

Creo que hoy, que tanto se habla de planes de lectura y escritura, de planes de alfabetización digital, informes PISA europeos, y demás, las palabras de la autora vienen oportunas: hoy más que nunca es preciso llegar bastante más allá de las palabras, entender, valorar, descubrir lo que nos están diciendo con los diversos lenguajes en uso. Tenemos que entendernos con palabras, pero con la certeza de que detrás del diccionario están las personas que las usan.

En busca de la paz y la palabra

Y en esa tremenda labor crítica, imaginativa, está el futuro de la comunicación y de la realización personal como lectores, como escritores o como simples conversadores por cocinas, reuniones importantes, o por la simples caleyas. Sería la única forma de entendernos y de sobrevivir contextos de tantas informaciones manipuladas, desvirtuadas, incomunicativas, por tanto. Tal vez fuera éste el sentido que Blas de Otero intentó dar a sus famosos versos:

"Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra".

Muchas gracias a Dorita por estas reflexiones tan poéticas.
Gracias a todos y a todas por vuestra atención:
que os guste el libro,
por lo menos, tanto como a mí.

Xulio Concepción Suárez

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