Actividades creativas
en el aula cada mañana:
pequeños trabajos,
a uno y a otro lado de las ventanasAnotación previa:
El objetivo de las páginas que siguen es muy concreto: acomodar un pequeño rincón reservado a la creatividad personal, donde cada uno y cada una pueda anotar, a modo de libreta, todas aquellas creaciones propias destinadas al olvido en cualquier estantería, una vez terminado el curso.
Con demasiada frecuencia esas pequeñas poesías, aquellas descripciones tan corregidas y cuidadas, las narraciones reales o fantásticas, no tienen otro destino en setiembre que la bolsa del reciclaje, pues hay que dejar sitio para los papeles y exámenes del curso que empieza.
Antes que un poema o un relato imaginado se vayan a la papelera del recicleje
Es decir, se van a la papelera las sensaciones más espontáneas, los sentimientos contenidos, las ilusiones puestas por un buen rato frente a un papel, a la hora de realizar cualquier trabajo para subir unas décimas la nota.
Pues no todos los textos creados (no los copiados, por supuesto) merecen igual trato: ¡cómo nos gustaría a muchos releer ahora en el ordenata (o en una libretina de rayas, ya amarilla con los años) aquella poesía que hice en 1 º para clase de Lengua, o aquella otra descripción que me salió tan poética un día de lluvia, aburrida tras los cristales!
Pues, ¿antes que poetas renombrados, no pasaron Garcilaso, Machado, Miguel Hernández... y compañía, por una silla ante un pupitre...?:
No todo lo que escribimos merece igual olvido. Y si no, a releer algunos ejemplos en estas páginas que siguen. A lo mejor resulta que, después de un tiempo, el sabor añejo también mejora aquella libretina de rayas, y hasta con garabatos y todo; o con alguna que otra falta escurridiza al más purista...
¿Y si alguien con los años se conviertiera en escritor/a famoso/a? Pues hasta los grandes premios se sentaron un día en un pupitre de maera... Tal vez, la mayoría... En fin, por lo menos, disfrutemos con el boli, la pluma o con el ordenata.