Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Clara Fernández Zapico

Te esperaré

Te esperaré donde muere el infinito,
te olvidaré en el principio del recuerdo,
por ti pecaré en el sueño de un bendito,
y volveré a odiarte, por no quererme, maldito.
Te desearé en lo prohibido de un secreto,
te lloraré en medio de un desierto,
y seguré queriéndote
hasta el vacío de un sentimiento.

Nadie sabe la profundidad de mi amor,
por ello hoy lo gritaré al viento,
y hasta el firmamento sonará mi voz:
que los amores olvidados
no me guarden rencor,
pues el corazón es caprichoso,
y el sentimiento que hoy retengo
quizás mañana sólo sea un recuerdo.
Pero, mientras tanto, ¡cómo duele
el amor que no tengo!

*****

Tras la tristeza

Tras la tristeza de un mal amor
aparece la añoranza:
sufrir por quien no te quiere
sin perder la esperanza.
La mayor de las agonías
es aguardar el olvido
pensando en el amor,
suspiro tras suspiro.
*****

La brisa suave

La brisa suave acaricia mi piel,
mientras en mí brota tu recuerdo
al susurro del viento.
Soy como la vieja veleta
que me observa desde el tejado
y hace palpitar mi corazón dañado.
Observo el mar revoltoso
y veo las olas morir en la playa,
a los pies de esta alma desesperada.
Recordando el ayer,
de mis ojos caen lágrimas
que absorbe la arena blanca.
Pasa el tiempo en mi reloj
y cada día es peor:
el corazón me duele más.
No lloraré más por ti,
prefiero estar muerta
a vivir así.
*****

No consigo olvidarte

No consigo olvidarte,
enamorada, conservo tu recuerdo
lejano ya de mi cuerpo.
Soñándote cada día,
observo tus movimientos
nítidos a mis sentidos.
Te necesito cada vez más cerca,
esperaré demasiado ese instante,
quisiera borrarte de mi pensamiento.
Unánime soy a tus deseos:
impasible eres a mis palabras.
En medio de mis miedos
recompongo mis pedazos
olvidando que estuve en tus brazos.

*****

En la oscuridad

En la oscuridad lloré por ti,
sin dejar que nadie me viera,
pues el orgullo aún puede a mi alma,
y aunque muera por ti cada noche,
vivo de nuevo en la mañana;
y para no suspender mi vuelo,
vuelvo a rezarle al alba,
para olvidar a una persona
por la cual me quedé sin lágrimas.
Pensar en el olvido
de cosas ya olvidadas;
correr en el medio
de una carrera ya ganada;
soñar con el vuelo
de una paloma mutilada;
esperar por el tren
de la hora pasada.
¡Qué irónica es la vida
cuando ya no sientes nada!
*****

Por cada beso

Por cada beso que me diste
solloza ahora mi cuerpo,
desvanecido por tus huesos
como un buitre en el desierto.
Recuerdo que me olvidaste,
y de mis ojos caen lágrimas
como en ese manantial
del que tú y yo bebimos agua.
Ni puedo ni quiero olvidarte,
pero así no puedo vivir:
así que te digo adiós,
y ojalá que seas feliz.

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