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Llegó la noche
Llegó la noche y con ella mi agonía.
Y al fin pensaba: ¡qué bonito era el día,
despertarse!;
pues en ese despertar te veía a ti.Sentía al pasar tú
una suave esencia que me envolvía,
y entonces comprendía
cuánto te añoraba.Subía todas las mañanas
a los valles de eternas nieves,
a buscar un espíritu que me aplastara
con tu metálica voz,
y pensaba que en estas noches frías
del invierno
necesitaba tu cuerpo para arroparme.Y recordaba que conocíamos a oscuras
los rincones
de nuestras almas apasionadas.No dormía para verte,
vagaba siempre solitaria,
y comprendía que los objetos cambiaban,
y entonces había más espacios.
Y yo, desesperada,
no te encontraba.Y con mi serenidad,
y con mi armonía,
te invocaba otra vez,
para que acudieras a mí.
Y, por fin, la luz de nuestro amor
entró por los párpados
de nuestros ojos,
y nos anunció, sobresaltada,
que nos amábamos.
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Ángela González Sánchez.
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