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EL ROBO DEL GANSO DORADO

En el año 1950 había en Alemania un famoso detective que se hacía llamar Jack "el grande". No existía caso que "el grande" no hubiera podido resolver. Nuestro protagonista vivía en el número 112 de la calle Rin. Tenía un pequeño despacho en el cual se encontraba la mayor parte de su tiempo. El despacho estaba totalmente desordenado y cubierto de polvo por completo.

De repente llaman a la puerta. Cuando ésta se abrió aparece en el hueco de la puerta un a bella mujer rubia. Su vestido ceñido marcaba todas sus imponentes curvas. Se acercó a la mesa de nuestro héroe y le dijo:

-Necesito de vuestros servicios. ¿Me ayudareis?
Nuestro amigo sin vacilar un momento le contestó:
-Por supuesto. Le ayudaré en lo que usted quiera.
"El grande" hacía tiempo que no tenía encargos. La gente decía que se estaba haciendo demasiado viejo pero él no opinaba así.

La señorita comenzó a relatar su problema:
-Soy la esposa del multimillonario más rico de todo el país. Por si usted no lo conoce mi marido es el Varón Máximo.

La mujer hizo una pausa a la cual nuestro amigo le respondió sin ninguna duda:

-Prosiga por favor.

-Muy bien-respondió-Nos encontrabamos el Varón y yo en el salón de nuestra acogedora casa, cuando oimos un ruido en el piso de arriba. Justo en la sala donde mi marido tiene sus pertenencias más queridas. Máximo se levantó raudo y corrió escaleras arriba con un rifle en la mano. Cuando él estaba en el piso de arriba oí unas voces y un disparo. Corrí al piso de arriba y me encontré a mi marido herido y la estatua de oro no se encontraba en su sitio, se la habían llevado. Llamé a la policía pero mi marido dijo que eran unos incompetentes que acudiera a usted.

-Sí, sí muy bien. Ahora sáqueme de una duda ¿qué forma tenía la estatua robada? -Preguntó Jack habilidoso.
-La de un ganso. Esa estatua ha pasado de generación en generación en la familia del Varón a lo largo de 500 años por lo menos-Respondió la mujer.
-Muy bien comenzaré a investigar de inmediato.

La mujer se marchó y "el grande" se quedó solo en la sala. Le daba vueltas a la historia pero había algo que no le encajaba. ¿Podría la mujer ocultarle algo?Un pensamiento invadió su mente "dijo que el Varón estaba herido". Eso era lo que no encajaba si el varón hubiera resultado herido saldría en los periódicos.

Corrió hacia la calle el coche de la dama aún se encontraba allí. Cogió el suyo y esperó a que la señora partiera y la siguió. El vehículo de la mujer recorrió las calles de toda Alemania o al menos eso le pareció a nuestro héroe. De pronto el coche se detuvo delante de una gran casa, un palacio enorme. La mujer se bajó del coche y alguien salía a recibirla. ¡¡Era el Varón!! Pero no tenía señales de estar herido.

Nuestro protagonista arrancó el coche y se fue a la ciudad nuevamente. Comenzó a investigar empezando de cero pues no tenía pista alguna. "¿Por qué la mujer le había mentido?"

Pasaba algo muy extraño pero "el grande" lo iba a resolver.
Se fue a su casa necesitaba pensar. Una llamada telefónica. Jack cogió el teléfono:

-Detective Jack al habla.
-Saca tus narices de este caso "el grande"-le respondieron
-Pero... ¿Quién es usted?-preguntó nuestro amigo un tanto confuso.

De repente Jack escuchó un silbido al otro lado del aparato. Volvió a preguntar pero nadie contestó y solo pudo apreciar que le habían colgado.
¿Y esa llamada? Nuestro héroe cada vez entendía menos todo este caso. Se sentó en su mesa y comenzó a arganizarse:

Primero llegó la mujer y le dijo que el Varón estaba herido lo cual es mentira.Segundo la extraña llamada telefónica con un pitido de fondo...
¿¿Un pitido de fondo??

Era hora punta, los trenes salían justo a esa hora de la estación y había una estación cerca de la casa del Varón Máximo.
"El grande" montó en su coche y se dirigió a la casa del Varón. Se asomó a una ventana y contempló a la mujer y al Varón hablando. De repente sobre unos armarios nuestro amigo pudo divisar ¡¡¡El ganso de oro!!!

Todo encajaba: si la estatua de 500 años de antigüedad tenía un seguro ¿por qué no planear una estafa y robarla? Luego me avisarían a mi y dandome pistas falsas creyeron que podrían despistarme.-Pensó nuestro héroe. Jack irrumpió en la casa y diciendo:

-¡¡¡Manos arriba quedan todos arrestados por estafa!!!
El matrimonio quedó sorprendido y no opuso ninguna resistencia pues sus conciencias no se lo permitían. Así nuestro amigo Jack "el grande" logró resolver otro caso que quedaría en la memoria de todos.

Andrea García

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