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Las imágenes
que valen
cientos de palabras (7)
Una instantánea plasmada en el papel seguirá, por los años teniendo el valor de mil palabras y tal vez alguna más. A lo largo de los textos escogidos, se han ido intercalando fotografías de las más diversas índoles: la romería del Cébrano en su variados aspectos con la procesión, el almuerzo campestre; la llegada de los ramos a la campera del santuario, diversas tomas del templo y de la Virgen, las obras de la restauración, la efemérides del Cincuentenario y viejas fotografías que nos traen a la memoria lo que fue la fiesta en otros tiempos. En esta muestra se recogen, asimismo, personajes intimamente vinculados con el santuario y algunas otras secuencias que pudimos ir recopilando con ciertas dificultades.
No se trata de un álbum exhaustivo, porque no tiene este libro ese cometido, pero si algunas de las más representativas desde los años veinte hasta nuestros días. Se han insertado todas en blanco y negro, toda vez que aquellas que presentaban un mayor realce y enjundia del tempo su vida e historia se mostraban a solo dos colores y la exposición quedaba demasiado variopinta.
Una vez más, el dibujante Samuel García Pérez deja la inmortalidad del templo en un bella estampa levantada a plumilla, tal y como viene haciendo con generosidad en los libros de esta colección y cuantos trabajos se le han encargado para ilustrar otros libros relacionados con nuestro concejo.
En fin, el pintor Juan Rionda, vinculado a estos valles por servirle de motivos para sus obras pictóricas, nos regala una acuarela que sirve para la ilustración de la portada.
Apéndice, oración,
himno,
notas bibliográficas
agradecimientos, pastoral y un poema
En las líneas finales de esta INTRODUCCIÓN se incluye un breve artículo del profesor de la Universidad de Oviedo y Presidente de la Academia de la Llingua Asturiana, Xosé Lluis García Arias sobre datos históricos, toponímicos y apuntes relacionados con el santuario y su entorno.
Se hace mención a la oración compuesta en el año de la coronación de la Virgen y el himno compuesto en los años setenta. De igual manera se inserta un bello romance que Francisco Alonso-Graña ha compuesto a todos los miembros que formamos parte de la Comisión pro-restauración del templo, con la gracia que Pacho da a sus creaciones literarias, una serie de agradecimientos que comienzan con una carta de Carmen Inés Fuenteseca y a lasentidades que han colaborado en el proyecto de recuperar el santuario de todos los teverganos y al pueblo en genral.
Un artículo de prensa, del año de la coronación, firmado por un escritor anónimo, de un gran perfil literario y, en fin, una pastoral infantil, destinada a los niños de Teverga, escrita con emoción y gran belleza literaria por Gonzalo Suarez, párroco de Santa maría de Carrea, pone broche final al libro, junto a algunas notas bibliograficas que remiten al lector a otras obras y una sucinta biografía sobre los escritores que han intervenido en el libro, de igual manera que sus pintores..
Epílogo
Tal vez este libro llegue con un poco de retraso. No lo es por ser editado un año después de conmemorarse el cincuentenario de la coronación de la Señora del Cébrano en loor de multitudes, toda vez que no soy dado a las efemérides porque nada tienen de trascendental. Así, este año se conmemora el cuarto centenario del nacimiento de don Pedro Calderón de la Barca y yo -que tengo a su “La Vida es Sueño” como uno de mis libros preferidos siempre al alcance de la mano, como otros libros que en el mundo han sido y son- lo leo con placidez coincida o no con la fecha de aquel buen día en que lo trajeron al mundo.
Este libro -digo- se me antoja que llega un poco tarde porque a la hora de llevar a cabo trabajos de campo y de investigación me he topado con que la mayor parte de las personas que estaban íntimamente vinculadas al santuario y -dotadas de sabiduría popular que hay que armonizar con otros estudios- han desaparecido y, sabido es, que cuando se muere un anciano es como si ardiera una valiosa biblioteca: Amador Higarza, Telva García, Juana Castañón, Antona Filomena, Joaquina, Máiximo Rodrigo, Fermina, Vicente...
Nuestro concejo, desde un tiempo a esta parte, ha ido dando, por fortuna para la cultura y las luces del entendimiento, jóvenes valores que se fueron licenciando en materias diversas: geografía, historia, arte, lengua, psicología y otras humanidades, pero pocos -tal vez se puedan contar con los dedos de una mano- se han interesado en escarbar sobre las raices de su pueblo. Sin embargo, eso sí, la crítica destructiva nunca ha faltado -como una de esas plagas que asolaban pueblos y aldeas con la peste haciendo estragos sobre ricos y pobres- donde el enano impotente, en lugar de ser agradecido tiene preparada la cervatana para clavarte la flecha venenosa en el menor descuido.
No obstante, para estos y para aquellos, aquí queda este trabajo, sencillo donde los haya, que intenta reunir en un volumen una parte de la vida y la historia del santuario del Cébrano, para que las nuevas generaciones que vendrán como cristianos, ateos, agnósticos, conversos, díscolos, heterodoxos o nihilistas tengan un motivo especial para reunirse, una vez al año. Allí, en un lugar impregnado de leyendas y plegarias en el que, a poco que se coloquen las manos en el suelo o se abran los oidos a las vibraciones y emociones del viento, se oirán palpitar las raices de todo un pueblo y la memoria y el recuerdo de nuestros antepasados.
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