Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
Etiquetas, tags: revistas, CRIDEA, cultura popular,
Real Instituto Estudios Asturianos, bibliografía

"Antes del surgimiento de la aldea global, el planeta era una galaxia de culturas humanas aisladas, lo que pudo haber promovido estados mentales que en la actualidad están extinguidos... La revolución humanista provocó que la cultura occidental moderna perdiera la fe y el interés en los estados mentales superiores, y que sacralizara las experiencias mundanas del ciudadano medio" (Yuval Noah Harari).


(PDF completo de la Revista)

Acto de presentación de los
Cuadernos del RIDEA
(CRIDEA)
La voz inmemorial de los pueblos.
El paisaje asturiano en el tiempo
.
(I)

Real Instituto de Estudios Asturianos
Nº 1. Año I. Oviedo.

Curso 2017-2018
Lugar : Salón de Actos del RIDEA
Plaza Porlier.
Día: 18 de enero, 2018
Hora: 19:30
Preside el acto el Vicedirector del RIDEA,
Andrés Martínez Vega

Intervienen los autores:

    • Adolfo García Martínez (por Ramón Valle )
    • Celso Peyroux
    • Xulio Concepción Suárez
    • Cristian Longo Viejo
    • Antonio Álvarez Rodríguez

      "Tal como lo enunció Petersen..., observamos un deslizamiento en la política de los grupos de élite, desde aquella intelectualidad snob que desdeña toda cultura baja, vulgar o popular de masas... hacia una intelectualidad omnívora que consume un amplio espectro de formas artísticas populares así como cultas" (Zygmunt Bauman).

Resumen de las palabras
pronunciadas por
Xulio Concepción Suárez

Objetivos: recoger, digitalizar, divulgar

    Resulta evidente, en estos tiempos tan líquidos, que la digitalización de la cultura popular asturiana se vuelve urgente un poco más cada día: documentar la voz oral de los lugareños -los que van quedando en los pueblos- nos parece labor inaplazable; el matorral avanza, los incendios se vuelven imparables: las palabras, léxicas y toponímicas, la memoria literaria, los usos consuetudinarios..., se esfuman también entre las barcias o las llamas; y la memoria de los mayores tiene fecha de caducidad. A la vista está. La Etnocultura imprescindible en el milenium

    Hasta los xabalinos pasean a su aire por los jardines de la ciudad: las fotos de facebook, en vivo y en directo, son muy oportunas, para atestiguar que algo se acaba en las zonas rurales y en las urbanas a la vez; ni unas ni las otras son ya lo que eran. Por ello, recoger el ingenio desarrollado por tantos siglos para la gestión y reutilización de sus escasos recursos, pudiera suponer un modelo de proyecto rural, una vez que se importa de fuera lo que tenemos tantas veces olvidado, pero al alcance de la mano. Y ello, comenzando por las informaciones orales: los datos que no llegaron tantas veces a la tinta ni al papel.

    Y no sólo recoger los datos, clasificarlos, procesarlos, sino divulgarlos desde cualquier ordenador hasta el último rincón donde lleguen los cables o los aires digitales. Hoy los lectores de las pantallas quieren esos datos también en tiempo real: el papel lleva meses, años de filtrados, valoraciones, correcciones, opiniones; la publicación digital, en cambio, tiene sus ventajas: si hay errores, imprecisiones -en tiempo real también-, se corrigen y queda solucionada la posible censura. Y si la impresión es a la carta, poco más o menos: en unas horas hay unos ejemplares empaquetados.

¿De casa a la biblioteca, o la biblioteca en casa?

    Ciertamente, los métodos de escritura y publicación ya son otros, por tanto, bastante más allá de la costosa y tan lenta edición encuadernada. Hasta las dos cosas se pueden hacer simultáneas: cuando se considere que el texto, los datos, ya son correctos, de la pantalla pasan al papel en el número deseable, sin riesgos ni despilfarros por el medio.

    Porque hoy son muchos lectores de pantalla los que buscan datos inéditos, nuevos: estudiantes en los colegios, trabajos monográficos o de máster, casas de cultura, bibliotecas públicas, telecentros en cualquier conceyu y rincón, más o menos aislado entre montañas; o a pocos km de la gran ciudad.

    Se suma el interés creciente por el turismo rural, el turismo cultural, las rutas de montaña... Y otros estudios sobre encuestas diversas. Sin contar ya el creciente número de países que tienen el español como lengua extranjera. O las lenguas regionales como un campo más para el conocimiento local en sus diversos campos multidisciplinares.

    El caso es que los lectores ya no ven necesario desplazarse físicamente para encontrar informaciones novedosas; y, si estamos en invierno, no digamos. La comodidad virtual es irreversible, hasta para los mismos profesores, investigadores, aficionados sin más... La nueva didáctica del aula, el trabajo cooperativo, los materiales locales en el currículum..., colaboran en esa difusión de contenidos inéditos, por pequeños que se consideren a veces: las webs, los blogs..., ofrecen muchos a diario. "Si quieres ser universal, habla de tu aldea" -decía Antón Chéjov-.

    Es decir, las distancias virtuales para los lectores y escritores ya no existen, incluso para datos mínimos -nanoinformación, microinformación, que se dice ahora: un clik, unos segundos..., y el artículo en pantalla, cómodamente instalados en cualquier sillón o sofá, en el tren, el autobús... O sentados ante la puerta de cualquier cabaña en la mayada, si el dato nos hace falta.

El dataísmo que se dice ahora, también resulta oportuno en su momento.

    El caso es que como lectores y como escritores, muchos jóvenes y menos jóvenes, hoy quieren formar parte de ese gran flujo de datos, individuales o colectivos, mucho más allá de las revistas en papel y los libros de siempre -por muy gratos al tacto que nos sigan resultando a unos cuantos-; por cierto, que somos muchos los que seguimos leyendo y subrayando a lápiz de colorinos, o a boli, páginas y páginas con el placer de la antigua usanza.

    Pero no hay contradicción en los dos sistema: en ocasiones los datos al instante nos hacen falta a golpe de ratón: imposible desplazarnos siempre a la biblioteca especializada; y así buscamos por donde sea, a veces con tantos errores y copias de copias, sin citar siquiera. Los originales nos llegan, a todo más de forma indirecta: sesgados, malinterpretados, fuera de contexto, sin el autor o autora directos. Hacen falta informaciones de primera mano y de rigor; o de otras manos, pero citando sus fuentes: orales o escritas, lo mismo da.

    Tampoco hay demasiado tiempo, ni dinero, para desplazarse al archivo de la gran ciudad, con sus horarios laborables, y muchos km por el medio: demasiado lujo para una inmensa mayoría. Y no digamos en una geografía tan dispersa como la asturiana: imposibles esas consultas para muchos estudiantes o mayores de tantos conceyos a oriente y a occidente. Hacen falta los datos al instante y en la pantalla: móvil, tablet, ordenata...

Cuando los contenidos van desplazando hasta sus propios autores y autorías: el ejemplo de Wikipedia

    El concepto de autoría tradicional, la creación personalista, individual, ya es otro también muchas veces: el lector busca datos, informaciones, no autores, personas, nombres consagrados; lo que importa es el contenido, la novedad de informaciones, nuevos estudios, otras perspectivas inéditas.... "La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero" -que bien advertía Machado.

    Y la prueba es evidente: ¿cuántos textos nos llegan copiados sin citar siquiera a Wikipedia, webs, blogs...? - a su vez, resumen y resumen de tantos otros, pirateados antes-; textos que proceden de autores originales, de los que se toma el contenido, y lo que menos importa al copista, tantas veces, es el autor. Lo que importan son los datos: el dataísmo puede terminar con la autoría de siempre, en su acepción más cerrada. Y el modelo Wikipedia parece ya irreversible. ¿Cuántos estudiantes consultan hoy la gran Larousse, Espasa Calpe...?

    Por otra parte, la lectura en el milenium se fue haciendo progresivamente más divulgativa: incluso los investigadores de moda, procuran escribir de vez en cuando para el gran público; o para un público medio, por lo menos. Y amenizan sus teorías más abstractas con ejemplos de la vida cotidiana: para qué serviría un lenguaje técnico y científico, si los destinatarios no lo pueden poner en práctica, porque no lo entienden. Muchos autores tienen hoy su propia web, blog, portal propio.

    Con las nuevas tecnologías digitales, la cultura -incluso la más técnica y científica- se va traduciendo en parte al lenguaje popular en la medida de lo posible -Amador Menéndez es buen ejemplo-. Y, la otra, la menos accesible, por muy documentada que resulte, queda empolvada en los estantes de los despachos universitarios, al servicio de unos pocos. Cuántas tesis doctorales de interés seguirán a la espera de su difusión más allá de unas estanterías y un cum laude.

La imprescindible documentación oral, hoy bastante más que ayer: la otra cara del big data

    En unos tiempos ya, con tanta documentación escrita, ojeada, trillada, y hasta casi agotada en tantos campos, lo que busca el lector de las pantallas es información novedosa y puesta al día: datos encontrados de quien sea, versiones inéditas distintas, memorias orales, experiencias no registradas, marginales incluso...; pero que añadan novedad a lo que ya está en los libros, a lo que sale a diario en la tele, la prensa, los videos...

    Es decir, hay que asoleyar lo que no esté registrado por escrito todavía; o que no se haya sacado de los documentos, siempre más o menos centralizados y urbanos. Los nuevos lectores, investigadores, llevan hoy otros caminos bastante más abiertos: los que marcan las redes, las bibliotecas virtuales, las nuevas tecnologías del big data y similares.

    Las mismas técnicas del posicionamiento web (SEO, SMO, y parecidas) son ya imparables: y, en ocasiones, pueden resultar muy negativas si no se siguen investigando datos nuevos; lo que está todavía por contar. Pues con esos criterios no todas las informaciones se divulgan por igual: Google penaliza y posterga lo que ya está repetido; en cambio, posiciona y prioriza lo novedoso, local, distintivo.

Una documentación oral con fecha de caducidad en tantos pueblos: y hasta en las mismas ciudades más centraliegas y urbanas

    Pues no sólo la memoria oral se va de los poblados de montaña, con los mayores que van cerrando puertas de casas y cabañas. Ni mucho menos. El mismu conceyu de Uviéu -que sepa yo- se va quedando sin un estudio completo de la toponimia de sus pueblos. Ya hay una completa toponimia de Xixón (la de Ramón d'Andrés).

    Pero no hay una toponimia completa de Uviéu, publicada y explicada en sus raíces. Está la imprescindible otra de Tolivar Faes: las calles de Oviedo; pero sólo las calles, claro. Y se leyó en la Universidad de León, la tesis doctoral de Obdulia Terradillos; pero sólo de tres parroquias en torno a Les Caldes. Está publicada la toponimia de Trubia por Pablo Suárez, otra interesante aportación, pero parcial.

    Porque Oviedo tiene unas 30 parroquias; es decir -y lo que son las paradojas-, la inmensa mayoría de sus topónimos se pueden ir también de la ciudad y alrededores, lo mismo que se van del poblado más pequeño en lo más recóndito de las montañas.

    Y el caso de la memoria oral de los topónimos -y microtopónimos- de un pueblo es sólo un ejemplo del mucho léxico y onomástica que se va con los mayores, único registro fidedigno tantas veces. Una inmensa mayoría de la historia interior de los poblados no pudo pasar a los pergaminos escritos; a las crónicas medievales, a los textos notariales, monacales, catedralicios...

    Ni habría papel bastante, ni los intereses señoriales, catedralicios, retorales, lo permitirían. No convenía que quedara escrito. En muchos casos, incluso igual ya llegamos demasiado tarde. El ejemplo de la destrucción de todo el entorno de Cellagú, a las mismas puertas de Oviedo, sería el botón de muestra. O de tantos pequeños monasterios de montaña -así llamados entre los lugareños-, que permanecen transformados como establos tantas veces, sin haber pasado a unas referencias mínimas en los archivos escritos.

Como se fue, en parte, la memoria literaria oral que no llegó a las grabadoras, a los videos, a las fonotecas...

    De ahí, la importancia de las leyendas, los mitos, las coplas populares, los refranes, los cuentos tradicionales...; ya casi nadie lo duda en unos tiempos con tan escasa memoria lugareña en los poblados. Hay mucho recogido en torno al Muséu del Pueblu de Xixón, Ambás, Jesús Suárez..., por citar sólo unos ejemplos. Pero mucho más queda por recoger disperso por tantas caleyas, brañas y mayadas desde las costas del mar hasta cumbres y las breñas entre las peñas.

    La literatura oral es la otra cara de los pergaminos y los amanuenses: porque en ellos siempre hay un pequeño núcleo de verdad en el origen, que hay que interpretar, por supuesto. La pena es que se vayan perdiendo; a veces ya llegamos demasiado tarde al pueblu, con tantas puertas cerradas, y las caleyas desiertas; o sólo algún perro, unos gatos zalameros para saludarnos...

    Recoger, individualmente o en equipo, digitalizar, divulgar..., supone continuar más allá de los documentos escritos: aportar, completar lo que no pudieron, no quisieron o no les dejaron los medios de entonces, y los dirigentes de turno. La censura es antigua: hoy, el concepto es otro, por mucho que el control y el autocontrol de lo divulgado pueda seguir vigente. La fidelidad a los datos y a los valores forma parte del progreso, es evidente.

Pero siempre estaremos un poco a tiempo: a la vista está ya hasta con las precisiones los waypoints, el GPS y las 3D en alza

    El caso es que la recogida de datos orales, no sólo no desaparece, sino que vuelve renovada con las nuevas tecnologías digitales: montañeros, estudiantes, universitarios, aficionados, blogueros y blogueras..., llevan hoy en la mochila -casi virtual, por tanto-, no sólo el bocata y el chubasqueru, sino el GPS y el ordenata; y no ya el mapa de colorinos, sino los programas de OziExplorer, Google Eart y similares. Las nuevas ferramientas pa anotar sobre el terreno, más allá de las libretinas y el boli, que otros metíamos en el bulsu trás, o en la cazadora a buen recaudo.

    Con su técnica de los waypoints, traks y compañía, estos nuevos amanuenses digitales ponen los nombres puntualmente con la mayor precisión: si hay paisano cerca, en vivo y en directo; si las cabanas están vacías y las mayadas sin más voces que las del ganado, bajan al poblado más próximo; y ya con el paisano o paisana delante la pantalla, van rellenando uno a uno los puntos señalados en el programa del portátil.

    Los resultados, para la precisión son parecidos, si bien hubieran preferido la presencia del paisano más tranquilu en el dominio de su mayada, de sus rincones tan pateados y de sus peñas. No es poco en estos tiempos.

Los nuevos investigadores de senderos y mochila, hasta digital y todo...

    En definitiva, los trabayos de campo, a su modo, siguen en vigor y con más precisiones si cabe: el GPS no permite desvíos del nombre como en los mapas de papel; cada topónimo en su lugar exacto. Un gran trabajo de campo que urge en estos momentos, con tantas puertas de casas y cabañas cerradas cada año.

    Dentro de esta investigación oral asturiana -pateada, informatizada, compartida- son unos cuantos los que por ahí van dejando sus publicaciones abiertas y al alcance de cualquiera: libros, revistas, blogs personales, webs, fotografía, mapas, comentarios, foros digitales... Entre todos van saliendo a la luz costumbres casi olvidadas, paisajes recónditos, nombres entre las zarzas...

    Por citar sólo algunos, un gran trabajo de campo están realizando montañeros como Alejandro Zuazua o Víctor Delgado: de momento, casi sólo en soporte digital, pero sistema seguro de futuru, por supuesto. O Santos Nicolás, que acaba de traducir al papel toda una microtoponimia muy detallada de sus montes alleranos, base de futuros estudios multidisciplinares: se deducen costumbres vaqueras, plantas olvidadas, tipos de suelos más valorados, la vida de las cabañas.

Pues, así, siempre estaremos un poco a tiempo

    Y otros muchos lugareños que conocen palmo a palmo sus paisajes de la infancia y los estudian, indexan, visualizan ahora con más tiempo para reflexionar a su aire: como Celso Peyroux, Antonio Álvarez, por sus tierras teverganas, somedanas... O Jesús Lana Feito con su toponimia en 3D, ya universalizada con sólo teclear el sintagma en Google o similar.

    Muy conocidos son los exhaustivos trabajos de Adolfo García, Luis Aurelio González Prieto..., con tantas horas de campo entre página y página. Y otros mucho más jóvenes que siguen sendas parecidas de investigación y de proyectos pateados para sus objetivos concretos: como Cristian Longo, José Martínez, David Ordóñez... Y otros por distintas regiones con objetivos parecidos, con los que seguimos en contacto.

    La comunicación online facilita mucho la estaferia a distancia. Hasta me mandaba Francisco Izquierdo estos días una muy grata documentación antigua, sobre el famoso Túnel de La Perruca (parte de tradición oral y parte escrita), que no tienen desperdicio; y daría ella sola para un amplio artículo toponímico, sobre todo, muy aclaratorio.

Y desde mucho más allá de estas reducidas montañas asturianas

    No puedo menos de citar y agradecer aquí el interés etnográfico, social, léxico, documental..., de muchos jóvenes, o menos jóvenes, profesionales, aficionados de distintas áreas, con objetivos diversos. O profesores universitarios, que se interesan por nuestros paisajes asturianos desde otras regiones y universidades, para sus investigaciones de campo, proyectos, masters, tesis doctorales.

    Por citar sólo algunos, es el caso de los tinerfeños Víctor Onésimo y Luis, que nos honran con la inclusión de varios conceyos asturianos en su interesante proyecto para la Universidad de la Laguna: las costumbres comunales en el aprovechamiento de los recursos tradicionales, según las distintas regiones que seleccionaron para la base documental. Un proyecto muy a tiempo para el futuro sostenible del medio rural, en estos días de tanto despoblamiento y despilfarro de productos locales, y costumbres antaño bastante más solidarias y productivas.

    Ejemplar es también el trabajo de campo que está llevando a cabo Ignacio Prieto (Universidad de León, departamento de Geografía) y su equipo de la Asociacioón Xeitu, en la vertiente leonesa de estas montañas, desde la comarca de Tsaciana en especial: estudios de toponimia local, brañas en contigüidad con las asturianas, costumbres vaqueras, vestigios históricos, cartografía digital, documentos orales y escritos... La revista anual que vienen publicando desde hace años es un buen ejemplo de esa combinación del rigor científico y su valor divulgativo en un mismo formato. Bien a la vista está.

Como hubiera gustado al médico allerano y etnógrafo Juaquín Fernández

    Por todo ello, presentamos una revista muy oportuna y agradecida: material no va a faltar, pues autores hay asgaya. Otra cosa será la forma y la ocasión de hacerlo: el material se sigue recogiendo, y se irá divulgando en la medida de las posibilidades. Los medios digitales pueden suplir lo demás: la publicación, por lo menos digital, está asegurada. El nº 1 ya anda por la red en cualquier rincón del mundo, con unas cuantas visitas cada mes, según consta en las estadísticas SEO y compañía.

    En fin, a Juaquín Fernández, entusiasta etnógrafo allerano, le hubiera gustado la idea y la revista, en la que muy sonriente hubiera colaborado: su prodigiosa memoria nos hubiera inundado de datos puramente orales, y de tantas horas de tertulias por pueblos y cabanas con sus paisanos desde la infancia. Nos bastan las historias escuchadas en su día y sus muchos escritos publicados. Entre todos seguiremos recogiendo datos virtuales y en papel, lo mismo da para estos tiempos.

Sirva, para terminar, la puesta en valor del ingenio campesino, que hace el colectivo Cuelmu Ecoloxista Pésicu -Cangas del Narcea-, en Fuchasqueiru:

    "El labrador hace ciencia cuando observa la realidad, y aprovecha las utilidades que ve y comprueba con el paso de los años; muchos usos y características tienen su origen en los siglos anteriores. Esta ciencia es tan válida como cualquier otra y merece nuestro respeto. Por ello queremos dedicar este libro a todas aquellas personas que al transmitirnos estos datos (y otros muchos) nos demostraban siempre lo mucho que ignoramos lus que tamus estudiáus".

Otras palabras de presentación en el acto: