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Samiguel del Río:
la encrucijada de los caminos sobre las aguas del río Valgrande

Al paso del camín de peregrinos por el Payares: camín francés, camín de Sansalvaor (San Salvador),
camín de Santiago...

Extracto del artículo publicado en el libro:
Por los pueblos de Lena (p. 393)
Ed. Trea. Xixón. 1995
Ver Bibliografia
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El poblamiento

Samiguel del Río (San Miguel del Río, una vez castellanizado) es el lugar y parroquia de Lena, situado en la misma ribera sobre las aguas del río Valgrande a su paso profundo bajo Payares.


foto prestada por Justo y Milia

Dista 19,5 kms. de la capital municipal, y se sitúa a unos 780 ms. de altitud. Tiene una población de 28 habitantes censados.

El poblado tiene varias partes con nombres alusivos a sus funciones de antaño: El Xugu la Bola, El Puiblu Riba, El Puiblu Baxo, Entelacasa Riba, Treslailesia, Entelailesia, El Quintanal... Sobre el mismo cauce del Valgrande, giraban tres molinos y un rabil de mano .

En el cruce de caminos, al Nocíu y La Malvea, está la capilla, con la imagen también de San Miguel que empuña la espada y pisa la figura del diablo, en este caso. En la parte delantera de la iglesia estaba el pórtico l'ilesia: un espacio, hoy desaparecido, que se recuerda como refugio de todo tipo de transeúntes de paso por el pueblo. Hasta los artesanos, los cacharreros, los quincalleros, los hojalateros, los sogueteros..., lo usaban cuando acudían con sus oficios y productos al vecindario.

Y justo delante, el tixu: un centenario tejo, bajo el que se siguen haciendo las reuniones vecinales -el conciyu- hasta estos mismos días, cuando el tiempo lo permite.

Varios caminos confuían en el valle sobre el río

En San Miguel descendían varios caminos por esta ladera del Payares: por ejemplo, el que venía del Alto'l Puerto y tierras leonesas por La Casa Tibigracias, El Mayéu l'Estudiante, Los Cochaos, Polación, La Cuandia, Los Texales...; y seguía a La Romía y Las Nieves por Vitsar, Las Matas, Quentu Roficiu, Pena Negra... Otro bajaba directamente desde el pueblu de Payares. Con el tiempo, el lugar de bifurcación -la encruceya- del camín francés: el camín de los romeros que dio nombre a La Romía.

Recientemente, Jesús García, profesor nativo, estudioso y entusiasta de la tsingua tsariega asturiana, la lengua madre que habló desde su infancia, recoge en un libro una serie de cuentos y leyendas escuchados a sus mayores por el pueblo, por las caserías del monte y por los puertos.


Cuentos de güilu (2006). Jesús García García. Ed. Peñalba Impresión

Escrito, en general, con el uso conversacional del pueblo, resulta de interés especial a la hora de saber un poco más del asturiano en Tsena.

El nombre de Samiguel en el camín francés, camín de Santiago, camín del Salvador...

El primer componente tiene el sentido religioso que conlleva el santu: San Miguel, patrono protector del enemigo, representado por el dragón; sería el defensor del pueblo de Dios contra el demonio, el espíritu del mal, como ya reza en la plegaria dedicada al santu en cualquier situación de peligro:

"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén"

La imagen de San Miguel en la iglesia tiene un detalle: el demonio aparece con una cadena que le rodea la boca abierta a modo de bozal: tal vez una alusión más a los peligros de las buenas promesas de los malignos que se podrían volver desgracias si se escucharan sus consejos. La leyenda de La Pena Chago de Zurea, con el demonio que engaña y se enfrenta a la doncella, pudiera ser un dato más para la interpretación.

Ciertamente, en una ladera tan boscosa como la del Monte Valgrande, con el espeso boscaje y los peligros de siglos atrás, y el trasiego de tantas gentes de paso, la figura de la imagen pudiera tener su simbolismo: el culto a un patrono que protegiera a los pobladores y caminantes a un tiempo; en especial, a los del camín francés, camino del Salvador, camín de Santiago -patrono de Yanos de Somerón, no por casualidad, claro-.

Aquella preocupación religiosa de unos caminantes, traducida a las aguas de un río, podría extrañar en estos días tan mecanizados y tecnológicos. Pero en tiempos bastante más precarios, sin más recursos que los picos y las palas para los camineros y vecinos, el problema no era menor; las mismas aguas el río que pasan por el pueblo, con los desnieves o torrenteras invernizas, habrían de suponer un serio peligro, lo mismo para los propios nativos que para los usuarios llegados de fuera y de paso por el valle.

Los puentes eran muy precarios: de madera, inestables, expuestos a que se los llevara el agua en el primer hinchente; por eso siempre eran muy respetados, por la incomunicación de las laderas que supondría su ausencia o deterioro. Las pruebas están a la vista: cada pocos años, hay que reparar el que cruza el río a la altura del la iglesia, camino del Nocíu.

La Puente y El Puente: la valoración verbal de los nativos

Por eso, estos puentes eran tan valorados, como precisaron con las palabras los nativos. No por casualidad, el puente más seguro sobre el río Valgrande, el más antiguo que había a lo cimero del pueblu, se llamaba La Puente Grande, junto al Molín: paso a La Malvea y al Nocíu por L'Infestal (el lugar infiestu, muy pendiente).

La Puente Grande era el puente más firme -de madera como se construían antes-, el que habría de soportar los hinchentes del río Grande -como llaman allí al río Valgrande-; no obstante, allá por los años sesenta, este puente lo había dañado mucho el río, de modo que se aprovechó para levantar el actual ante la iglesia.

Como iba a ser el principal, el nombre siguió en género femenino: La Puente la Ilesia, ahora. Ya más abajo, en el cruce del camino a Santa Marina, La Puente Santa Marina: en género femenino -dimensional también-, sobre las aguas del mismo río Valgrande, con crecidas tantas veces.

En cambio, sobre el río que desciende del pueblu de Payares, mucho más pequeño, está El Puente la Fuente, con género masculino; un río menor, que se une al río Grande por su margen derecha bajo las casas; pero que también se desbordaba alguna vez por medio'l pueblu abaxo; se recuerda que en una ocasión los vecinos tuvieron que sacar a una muyer de su casa inundada, cuando acababa de dar a luz.

Por algo, el adjetivo 'grande' en el hayedo y en el río

Y otros detalles de los destrozos que producía la riá por las casas, cuadras, corripas, cuando las aguas se salían de la so madre. Ya más arriba, el otro puente más inestable aún, que da paso a La Malvea (de madera, colgante, con maderos...), se lo llevan de cuajo las aguas, tantas veces desbordadas por aquellos bucólicos boscajes; este puente, más precario, se vuelve a reparar y vuelve a durar unos años. Por algo lo del adjetivo 'grande', aplicado al río y al hayedo que preside el valle.

De modo que el segundo componente del nombre que lleva el pueblo -del Río- parece de sobra justificado en la preocupación de los pobladores primeros traducida a las palabras: los matices de los puentes y las puentes son exactos en la perspectiva diaria de los nativos.

Como hay Samiguel d'Heros, camino por delante

Para los usuarios del camín francés, sobre todo, desconocedores del paisaje lenenses, esos peligros del bosque o de las aguas a destiempo mucho debían preocupar; más aún que preocupaba a los vecinos de estos valles del Payares, lo mismo que a los otros del Güerna, con tantas coincidencias toponímicas, como veremos, para señalar ciertos parajes más frecuentados.

No por casualidad, poco más allá de Samiguel del Río, está Samiguel d'Eros (entre Fresneo y Herías): otro poblado más pequeño, con su capilla también y santu de maera, con la figura del vencedor del dragón a los pies también. Aquí el Reguiru l'Esbitsón, bastante más pequeño, supondría menos preocupación en los hinchentes.

Porque el peligro del boscaje en toda esta ladera más sombría del Payares -muy avesea en ciertas épocas-, debía impresionar de forma parecida a pobladores o caminantes de paso: toda la fastera por esta margen izquierda del río, desde la cuenca de Fierros y La Frecha hasta los altos del Curuchu y La Vega'l Puzu.

En su conjunto, una andadura muy sombría entre noviembre y febrero; unos km de castañeros, hayedos, robledales..., sólo interrumpidos por las sucesivas fincas que se fueron abriendo alrededor de los poblados posteriores. Pero, en sus orígenes altomedievales, romanos..., el boscaje habría de ser casi ininterrumpido. En este contexto paisajístico y religioso, buena falta harían protectores contra el demonio, como San Miguel, incluso para recordarlo entre descanso y descanso por los caminos.

El segundo componente: las impresiones del río

Tampoco por casualidad, la segunda parte del topónimo -del hagiónimo- deja de ser bien indicativa: del Río. El río Valgrande: las aguas de otro extenso hayedo que se juntan de tantos valles y arroyos colaterales, entre las profundidades bajo Payares y las cumbres de Los Bucarones, La Vega Viescas, Los Corralones, El Pedroso, Cuayos, El Negrón, Pena Negra, La Pena'l Barral, Las Rubias, La Carbazosa, Cuitu Nigru, El Brañichín, La Cerra, L'Alto Payares...

Tantos valles como regueros, cascadas, torrenteras..., que se vuelven caudalosos, muy ruidosos, con las lluvias del otoño, las nieves invernizas y los deshielos primaverales. Nombres como El Reguiru los Mestos son bien descriptivos: se juntan -se mezclan, se hacen mixtas- tantas aguas en algunas épocas, que hacen desaparecer por completo el camino que ascendía paralelo al cauce hacia las brañas y del hayedo; hoy con las cabañas en ruinas; pero, hace sólo unas décadas, habitadas por vaqueros y vaqueras que habían de serpentear por el hayedo para acceder a las mayadas.

Una misma circunstancia que en el valle paraleo: Riospaso del Güerna

De modo que el río Valgrande -por algo lo de grande- habría de impresionar sobremanera a los nativos usuarios de estos poblamientos y parajes tan boscosos. El río no se podría cruzar, sin más, de una ladera a otra por cualquier parte. Incluso dejaba incomunicada la zona del pueblo con la otra de las fincas, cuadras, caserías..., a poco que se desbordara por el medio. De ahí la preocupación por el aviso del río que lleva el nombre: Samiguel, pero del Río...

Algo parecido ocurre en el otro punto del valle paralelo al Valgrande, al otro lado de estas cumbres (El Vatse Güerna): Riospaso. Es decir, el paso del río; o el río esparcido (disperso), pero preocupante para los nativos y caminantes por igual. Y la misma circunstancia: un tupido bosque en la ladera, muchos arroyos colaterales, un camino principal hacia tierras de León y de Castilla, unos puentes inestables y precarios en su tiempo, unas aguas desbordadas con frecuencia.

Y unos puentes para los cambios de ladera, en caso necesario

Muchas otras coincidencias se pueden cotejar entre pueblos con nombres en parte paralelos; o del todo iguales. Los puentes. Como se dijo, mucho debía preocupar la construcción y conservación de los puentes sobre los ríos y entre los pueblos, de una ladera a la otra, para el flujo de los caminos.

Por el Payares, La Puente Grande, en Samiguel; La Puente Santa Marina, poco más abajo; El Puente Saldorio, entre Yanos y La Romía; Las Puentes en Fierros...; por el Güerna, El Puente Briendes de Campomanes (antes La Ponte de Briendes), Los Pontones, La Puenti'l Quempu; río Lena abajo, La Puenti (en La Vega'l Ciegu), El Puente Sanfeliz, El Puente de Uxo, El Puente la Perra...

Caminos de invierno y caminos de verano...; o más o menos veraniegos o invernizos...

La estrategia de los puentes y las puentes suponía otra clave para hacer posibles las comunicaciones más adecuadas según el clima, la época del año, las laderas más o menos nevadas, las tormentas... Samiguel del Río es un buen ejemplo. La encrucijada del pueblo en el fondo del valle suponía una decisión importante: el camino más al sol, o el camino más a la sombra.

Habría que elegir: si el tiempo era invernizo, habría que buscar la ladera más soleada, la de Santa Marina, Visnaz, Yanos de Somerón...; si aseguraba buen tiempo, o incluso, si hacía demasiado calor, la más boscosa: la que salía por Vitsar de Payares, el camín de Las Matas, Reguerascura, Las Nieves, El Pasaúriu, Ampueiros, La Romía, Naveo, Monasterio de Orria, Vitsar de Parana...

Hoy mismo, el camino más frecuentado es el de Yanos; el de La Romía está casi intransitable en muchos tramos. Los mismos peregrinos, en Samiguel ya preguntan directamente "cuánto falta para Bendueños", y detalles parecidos: y allá se dirigen por Santa Marina, Yanos... Antes, por Munistiriu, Serralba...; hoy, por la carretera asfaltada abajo hasta Las Puentes de Fierros, al estar cortado el paso por un argaxu en la peña. Buena falta haría reabrirlo en su trazado medieval: poco más de 100 metros....

Desde Las Puentes los peregrinos suben de nuevo a Fresneo, y ya siguen hacia Las Establas, El Cabanón, Samiguel d'Eros, Tsázaro (nombre sugestivo en sus antiguas funciones de malatas, malaterías...; como San Lázaro en Uviéu, con su Malata conservada); y ya por El Salguiru, La Moral, La Cuaña, El Pasaúriu, Herías..., desviación a Bendueños; o seguir directos a Campomanes

Siempre decidiendo desde los puentes las andaduras

Ya en Las Puentes de Fierros (nombre femenino, los puentes grandes), se volvería a decidir el cambio de ladera o no; si seguía el mal tiempo, habría que redirigir la ruta por la ladera ahora más soleada en los días más cortos del invierno: la de Guetses, Casorvía, Malveo...; si, en cambio, hacía demasiado calor, se buscaba la sombra de la más boscosa: la de Samiguel d'Heros, Herías...

Y así, alternando de laderas, hasta juntarse de nuevo los caminos en Campomanes, y seguir programando caminos al sol o a la sombra, según las circunstancias de tiempo y de las aguas por las riberas; ya río Lena y Caudal abaxo, las dificultades no serían comparables a las de los altos, pues los valles son más amplios, los rigores de las nieves más suaves, y las pendientes menores. No por casualidad, Campomanes se llamó antes Tambasaguas... Nombre transparente.

La inteligencia de los caminantes, en definitiva y a la vista, traducida a la estrategia de los caminos por los montes de Tsena.

En fin, toda una historia caminera, ganadera, religiosa..., conservada en la memoria de vecinos y vecinas hasta estos mismos días, gracias a amabilidad de unos cuantos vecinos y vecinas, algunos ya sólo en la memoria también del pueblu: Pepe, Justo y Milia, Amada, Santos, Tilde, don Benjamín, Pedro, Céfero, Jose, Lolo, Modesto Sama, Polo de la Riva, Luisa, Andrés, en San Miguel del Río. Gracias a ellos y a ellas.

"- Se podrá ir a la luna,
pero nada cambiará.
- ¿Tú crees? -dijo mi padre-
¿Por qué?
- Porque toda la felicidad del hombre está
en los pequeños valles.
(Jean Giono)

Para más información, ver
Diccionario Geográfico de Asturias.
Ciudades, villas y pueblos.

Editorial Prensa Asturiana.
Colaboración de Julio Concepción Suárez.


Como todas las primaveras
en los pueblos de montaña...


los güevos del nial en plena xebe:
pa miralos con cuidao,
y en sin apalpar siquiera, claro.
Nun los vaya anoxar la paxarina.

ÍNDICE alfabético de materias

ya tamos na primavera: lo dicen esgañitaos los paxarinos...
(foto de Xerardo García González)
Y los paxarinos,
sacaos ya alante per mayo arriba:
sólo con escuchar los chiplíos
a la hora de comer,
ya merez la pena'l viaxe.
Un privilexiu al completu .

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