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Resumen del libro
Por los pueblos de Lena
(pp. 233 s).
Julio Concepción Suárez.
HiFer., Oviedo, 2014.

La Maramuniz

Poblado alto sobre el valle Muñón -izquierda subiendo- entre Brañallamosa (Brañallimosa, Brañalamosa, Brañatsamosa, Brañachamosa, según hablantes) y La Muela. Tuvo hasta 77 personas. Conjunto de varias casas y cuadras orientadas al este, en aquella posición soleyera, pero más expuesta al viento norte que otros pueblos de la vaguada.

Los lugares para la vivienda, una vez más, se colgaron de la pendiente entre los cantizales menos propios y afechiscos pa tierras de semar. Entre los oficios del pueblu se recuerda a Reinerio’l Enfermeru: que facía de too, con tal de atender quien ficiera falta de día o de nuiche.

Así, bajo Picaracol (parte sur muy pendiente del chugar) se extienden las irías y las chosas, tierras apacibles, con suelos soleados y húmedos, propicios a casi todos los sembrados: maíz, en lo más recio; patatas en lo arrimao; la pavia y la escanda, en lo seco, escaso y soleyero. Se conserva un rabil de mano bajo un hórreo, antes usado comunalmente por todo el vecindario.

El nombre: “María Moniz”.

La tradición oral entre los vecinos remonta el origen del nombre a María Muñiz: mujer -según ellos- llegada tardíamente e estas tierras para explotar aquellos rellanos cimeros, todavía habitables bajo los últimos cordales entre el bosque y el pastizal, más propios ya del verano -de ahí, su vecina Brañachamosa-.

La palabra Mara, nombre hebreo, estaría, ciertamente, aquí lejos en el sentido’. Podría tratarse, por tanto, de una reducción de María, como en el caso de Marrampelayo, Marrandrés... (María + Pelayao, María + Andrés). La confusión con para (‘parada’) resultaría aún más forzada.

La tradición popular resuena acorde con la posición del poblado. La Maramuniz es uno de esos pueblos situados en quentu y en pendiente, en el límite con las matas y las carbas, en el punto más expuesto a los vientos del norte, y retirados del sol invernizo a media tarde.

La documentación escrita aprueba los supuestos con mayor nitidez. Así, ya en un documento del año 1076, en una donación del citado Monasterio de Santolaya, constan los nombres de Xemena Moniniz y María Moniz. De modo que el nombre de la propietaria ya aparece en territorio de Lena.

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