Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Luis el de Máisimo:
y más cosas de las abeyas
(III)

Por Luis el de Máisimo. Xomezana.
Apicultor desde una larga tradición familiar
(resumen de las libretas escritas a mano por el apicultor) .

1. Los productos de la colmena.

Se sabe hoy que todo lo que las abejas traen a la colmena es aprovechable para los humanos: polen, miel, jalea real, propóleos, cera, veneno y residuos para fundir la cera...

•  Miel. Es el producto principal, aunque con muchas variedades según la flor del alimento, la época del año, el color, su liquidez... La miel tiene que cuajar, para que mantenga el sabor, el aroma...Así puede durar muchos años; si es más líquida pierde propiedades. Es el producto más comercializado hoy con muchas funciones: alimenticio, curativo, depurativo...; sobre todo, excelente para las quemaduras, magullones, moratones... Y para la cocina, gastronomía, repostrería, guisos...

•  Polen. El polen es el conjunto de pequeñas bolas que las abejas traen a la colmena pegado a las patas traseras, y que, una vez en la colmena, forma parte de su dieta, junto a la miel. Es para los humanos un gran reconstituyente, y muy depurativo de la sangre.

•  La jalea real . Este producto, tan solicitado y cotizado lo segregan las jóvenes abejas al poco de nacer, producido por unas glándulas que se atrofian enseguida. Las abejas utilizan la jalea real para depositarla sobre los huevos que pone la reina en el interior de las celdillas. En las celdillas para zánganos depositan muy poca jalea real; en las que son para obreras, casi el doble; y en las que son para reina, una gran cantidad. La jalea real es el alimento de la reina a lo largo de su vida, junto a la miel.

La jalea real es para los humanos un gran regenerador del sistema nervioso, y tiene la virtud de actuar contra el envejecimiento. El ejemplo está en que la vida de la reina es de 4 años, mientras que la de las abejas es de 5 meses, en el mejor de los casos. Una se alimenta con jalea real y miel; las otras, sólo con miel y polen. La jalea real se toma en ayunas y en pequeñas cantidades, lo mismo que el polen y la miel, pues el organismo lo asimila mejor. Al extraer la jalea real de la colmena es necesario guardarla en la nevera, antes de que pase al estado de fermentación, donde se perderían sus propiedades

•  Propóleos. Consisten en una pasta amarillenta, muy pegajosa, que las abejas extraen de ciertas plantas y flores. En la colmena las abejas utilizan esta pasta para tapar agujeros y grietas, al tiempo que la usan para su dieta en pequeñas cantidades. En ocasiones se encontraron ratones y lagartijas muertos y embalsamados con propóleos. Parece que esto lo hacen para que no se corrompan ni den mal olor, ya que las abejas, por sí solas, no los podrían arrastrar fuera de la colmena.

Los propóleos no están muy aprovechados aquí para el consumo humano, a diferencia de otros países que los comercializan al máximo, caso de China. Era el principal producto que se usó muchos años en los quirófanos como anastesia, y aún se sigue empleando en algunos países.


El panal saturado y cerrado:
pa chupase los deos...,
en sin remordimientos, vamos...

Los apicultores sabemos muy bien que los propóleos disueltos en alcohol a una proporción determinada son la mejor cura para heridas y quemaduras. También sabemos que en bolitas pequeñas va muy bien para curar la úlcera de estómago; y meclada con alcohol, para la garganta y llagas de la boca. En las tiendas de dietética y farmacias ya lo encontramos en gotas, jarabes, cápsulas, pastillas....

•  Cera. También la segregan las jóvenes abejas por unas glándulas cercanas a las que segregan la jalea real, y que también se bloquearán en pocos días. En la colmena las abejas sólo la utilizan para hacer y estirar panales. Desde hace años la cera se viene utilizando para lucir y conservar la madera, para hacer velas, figuras, en la cosmética, y otras aplicaciones.

•  El veneno de las abejas. Sabido es que las abejas tienen un aguijón al final del abdomen, que utilizan para defenderse de sus enemigos y defender la colmena. También se sabe que la abeja que clava el aguijón se muere. Entre el aguijón y el abdomen tienen una especie de glándula que segrega un veneno y lo deposita en una pequeña bolsa pegada al aguijón. Las picaduras de abeja son muy dolorosas, y pueden ser muy dañinas, si la persona es alérgica o cardíaca. En cambio, si es reumática le puede hacer mucho bien. Ese veneno es curativo.

Este veneno de las abejas también está comercializado con mucha demanda, porque hay pocos apicultores que se dediquen a su extracción. Se hace con un aparato bastante sofisticado: se hacen pasar las abejas por un lugar en el que reciben pequeñas descargas eléctricas que las obligan a soltar el veneno sin causarles daño alguno, de modo que continúan con su trabajo como antes.

•  La borra de la cera. La cera que queda de los opérculos, la de los panales que se etsropean al sacar la miel, y la de los panales viejos y deteriorados, se funde: bien en un recipiente con un poco de agua para que permita prensarla; bien en un cerificador solar. Después de extraer toda la cera, lo que queda recibe el nombre de borra. Esto no está comercializado, pero sabemos que en otros tiempos se utilizó mucho en forma de cataplasmas para aliviar los dolores más fuertes incluso.

El comportamiento de las abejas . Muchas otras cosas se pueden observar en la vida de una colmena. Por ejemplo, el olor. Cada colmena genera un olor diferente a las demás. Esto es con el fin de identificarse unas respecto a otras, ya que las abejas ni son amigas ni se conocen entre ellas. Si una abeja entra en otra colmena que no sea la suya, las otras abejas de esa colmena la matan. Sólo le suelen perdonar la vida si viene cargada.

Las abejas, cuando hace tiempo que salen al campo, montan guardia a la entrada de su colmena, para que ninguna abeja ajena entre, pues son muy inclinadas al saqueo. Si una colmena tiene pocas abejas, y por lo tanto, pocas guardianas, las demás, en cuanto se dan cuenta, pegan el asalto, matan a las guardianas, y a las demás, y se llevan la miel. De invierno no montan guardia. En los días más fríos están todas agrupadas como una piña en el interior de la colmena, para no perder el calor que ellas generan.

2. Los cuidados de las colmenas

Manipulación de las colmenas.

Hace unos 70 años, de un truébanu en Asturias se podía sacar un promedio máximo de 8 kgs. Hoy, de una colmena moderna se sacan unos 20 kgs. Ello se debe sin duda a los métodos modernos de explotación y a unas mejores técnicas de la apicultura.

Para manipular una colmena son necesarias unas cuantas prevenciones, teniendo siempre muy claro lo que queremos saber y hacer en ella:

•  tener en cuenta la temperatura exterior: mínimo, 12 º;

•  hacer las intervenciones lo más rápido posible, para evitar que se enfríe la cámara de cría, y posibles pillajes;

•  cada colmena debe estar numerada, y con una ficha en la que se anoten todas las incidencias observadas y realizadas: edad de la reina, si es buena o mala; cantidad de miel que se cosechó; número de abejas aproximado...

•  observación frecuente por la piquera: un bien apicultor valora el estado de sus colmenas observándolas en un día bueno por la piquera (el orificio de entrada y salida a la colmena).

Las enfermedades de las abejas.

Algunas enfermedades son muy contagiosas, por lo que es necesario actuar con mucha rapidez para salvar la colmena, y que no contagie al resto del colmenar. No obstante, en algunos casos son difíciles de detectar: sabemos que las abejas no están bien, pero no sabemos por qué. Hay que recurrir a los laboratorios.

Y muchas otras cosas se podrían contar sobre la vida de las abejas en los pueblos. En todo caso, es evidente la importancia que tienen tanto para la naturaleza, como para los productos que ellas traen del campo a la colmena.

La observación a tiempo

Un buen apicultor, por tanto, ha de comenzar por observar el estado de las colmenas desde la piquera (la puerta de entrada), comprobando si las abayas vienen alegres o tristes a su colmena; si desde la piquera ya se caen al suelo, o se ven con el abdomen hinchado y brillante, entonces sería conveniente abrir esas colmenas para examinarlas con detalle y darles un tratamiento. También observaremos si hay abejas jóvenes mutiladas ya por la barrosa, para tratarlas pronto

Por todo ello, ya en febrero, cuando la temperatura lo permita, haremos la primera revisión, la más importante del año. Entonces marcaremos la R[eina], si es que no estaba marcada del año anterior; es cuando la colmena tiene menos abejas y, por ello, la R es más fácil de localizar.

En esta revisión ya vamos viendo cómo está la colmena, sobre todo el nivel de la miel; a partir de febrero, las abejas empiezan a reproducirse y necesitan mucha miel para alimentar y dar calor a la cría; si la cría muere, se pueden desarrollar muchas infecciones. Para que la colmena salga fuerte en primavera, tiene que disponer de miel suficiente en su interior, y, si no, hay que proporcionarle alimento a tiempo.

La Reina imprescindible

Es la más importante para el sistema de producción apícola. Si en alguna colmena no hubiera reina, recurriríamos a un criador de R, y en caso de que no las tuviera, procederíamos a ajustar esa colmena con otra que tenga R, y que no tenga muchas abejas.

El proceso es fácil: se necesitan dos hojas de periódicos que cubran una colmena por arriba, y un perfumador cualquiera; perfumamos la colmena que tiene la reina, le colocamos las dos hojas de periódico sustituyendo la entretapa; cogemos la colmena que no tiene R y la colocamos sobre las dos hojas del periódico; le quitamos la entretapa, y la perfumamos con el mismo perfume que pusimos en la colmena de abajo; después le colocamos otra vez la entretapa y el techo.

A los tres o cuatro días abrimos la colmena por arriba, echamos las abejas abajo y retiramos el cajón (o cámara de cría) ya sin abejas, quitamos los restos del papel, colocamos la entretapa, el techo, y que trabajen las abejas.

La limpieza de cada colmena

A finales de marzo haremos una limpieza completa da cada una; pero con algunas condiciones, por ejemplo, el tiempo: que la temperatura exterior supere los 14 grados: El mejor método es llevar al colmenar una vacía y limpia, para pasar a ella los panales y las abeyas. Hay que rascar a fondo todo lo que las abejas fueron acumulando durante el año, tanto en el fondo como en los laterales y entre los panales; puede haber focos infecciosos.

Una vez bien rascado y limpio, procederemos a flamearlo con un soplete de fontaneros: el interior del cajón, el fondo, la entretapa... Cuando hayamos terminado de desinfectar, ya podemos alojar en esta colmena limpia los panales y abeyas de la siguiente. Y así hasta la última del colmenar.

Aprovechamos de paso para retirar los panales más viejos, oscuros, deteriorados..., cambiándolos por otros nuevos; y si es con cera estirada, mejor. Si estos panales envejecidos tuvieran mucha miel, o cría, los colocaríamos a una orilla de la colmena para cambiarlos en la próxima ocasión.

La colmena sin reina

En ocasiones nos encontraremos con colmenas que tienen reina, pero que es zanganera, que sólo produce zánganos; en este caso, la eliminamos y procedemos a seleccionar otra igual que con la colmena que no tenía R. y creamos una nueva por el sistema expuesto: colocar la que no tenía R. sobre sobre la que tiene R.; en el primer día ya rompen el papel, y, como tienen el mismo perfume, se consideran amigas, de modo que trabajarán juntas.

Con un detalle más: cuando levantamos la colmena para colocarla sobre la otra, hemos de recoger el techo, el fondo..., porque, cuando salgan al exterior, si ese olor les recuerda la colmena anterior, allí se apiñotan hasta que se mueren de frío o hambre. Hay que ocultar bien o destruir los restos de su vivienda primitiva.

Como ya se apuntó, cuando una colmena está sin reina se puede recurrir a un criador de Rs., y hacerla fuerte en poco tiempo. El problema se plantea si alguna abeja ya se inició en la puesta de huevos; entonces las otras rechazarán a la intrusa, y, si pueden, la matan.

Para evitar este riesgo, metemos la nueva R. en una jaula especial para reinas, la embadurnamos un poco con miel, levantamos la entretapa, y dejamos la jaula por encima de los cuadros; observamos la reacción de las abajas: si se muestran muy agresivas, ya demuestran que no la van a aceptar. Entonces, para aprovecharla, formaremos un pequeño núcleo con esta nueva R.; como a los 15 días, retomamos la colmena que nos rechazó la R., perfumamos las dos con el mismo perfume, y colocamos la vieja sobre el núcleo con reina nueva, y ya queda la colmena fuerte y completa.

Una colmena fuerte

Como condición principal para que las abajas nos traigan mucha miel y prole, tenemos que partir de colmenas fuertes; y para ello, debe pasar el invierno con reservas suficientes. A partir de marzo, si el tiempo es favorable y está bien alimentada, la R. empieza a poner sus huevos; las otras abejas los alimentan, les dan calor, y a los 21 días naces las crías. Si la R. es joven y fuerte ya no para de poner huevos todo el verano, si el alimento sigue abundante en la colmena o en el campo. De ahí la precaución por mantener las colmenas siempre bien alimentadas.

Hay un riesgo que se puede controlar: que una reina se vaya y forme colmena a parte. Las abejas tienen un instinto muy desarrollado de reproducción y, al menor descuido, se van a formar colmena nueva. Para prevenir este riesgo, como ya tenemos marcada la R. desde febrero, abrimos la colmena, la localizamos y la sacamos de su casa con un cuadro o varios, a poder ser con muchas crías apiculadas, y unas cuantas abejas más, aunque algunas son obreras adultas y volverán a la colmena madre.

La nueva colmena, la podemos vender o dejar en el mismo colmenar, vigilando bien su evolución. Lo mismo que hemos de vigilar la colmena madre: al sacar el último cuadro para la colmena recién formada, la tapamos, pero a los 4-5 días la volvemos a abrir para ver su reacción también; la colmena, al sentirse huérfana, sin reina, se dedica con toda prisa a formar muchas casillas para sacar R. nueva.

Nosotros las vamos a eliminar todas menos dos, las mejores; a las demás, les quitamos toda la jalea real que está en su interior. Así evitamos que enjambren de nuevo. Los huevos puestos por la reina son válidos hasta los tres días de su puesta; si destruimos las celdillas menos dos, ya no pueden hacer más que esas R., no otras, y no pueden ensamar de nuevo a parte. Esto es lo que se puede hacer con todas las colmenas fuertes.

(en construcción...)

(Por Luis el de Máisimo:
apicultor de siempre en su pueblo,
con la ciencia apícola incorporada también )
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