Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

 

"Investigación y toponimia local... Cuando una hipótesis de trabajo funciona pasa a ser tesis. Ahora bien eso implica atención a toda la toponimia existente o “que existió”. Por eso es un trabajo siempre abierto; y una tesis planteada con los datos que tenemos puede dejar paso a otra, si aparecen nuevos datos para replantear el problema"
(Antonio González Blanco).


(pie de foto) L'Alto'l Palo: Las Cancietsas (Las Portietsas) que dan al Puerto, al Mayéu La Cubietsa (nunca La Cubilla, entre los nativos, ni leoneses, ni lenenses), hoy Puerto Mieres (entre Lena y León).

L'Alto`l Palo:
entre la vertiente asturiana
y El Puerto Pinos
(vertiente geográfica ya de León)

Desarrollo del artículo publicado
en el Diccionario etimológico
de toponimia asturiana.

Edición de HiFer, 2017
(pp. 653 s.).
Actualizado para esta páxina,
con otros nombres del puerto
escuchados a vaqueros y pastores,
asturianos y leoneses,
de estos mayaos;
algunas fotos

(Ver otra ruta muy amena por La Vatsota,
con Lorenzo Linares y Xandru)

1. L'Alto'l Palo: nunca antes *El Alto de la Cubilla entre los lenenses, ni siquiera entre los pastores leoneses nativos

El Alto’l Palo (1683 m en altimetría) es la cima divisoria entre los altos de Tuíza y el llamado valle de La Cubilla (hoy, Puerto Mieres), a la falda de Pena Tolóbriga: el único lugar de paso menos malo entre aquellas peñas casi verticales de la cima (las portillas actuales); las vueltas y revueltas de los caminos -antes camín real, camín francés, camín de los vaqueros- atestiguan las pendientes.

Pero, en realidad, ni siquiera La Cubilla entre los vaqueros de antes, ni entre los pastores; ni para los nativos lenenses, ni entre los mierenses, ni los leoneses tampoco; los de antes, claro; un nombre del todo castellanizado que se aplicó indebidamente al alto, desde que los mierenses compraron el puerto a los de Pinos. Siempre fue, para unos y otros, La Cubietsa: la mayada con cabañas al otro lado del arroyo, hoy animada por los vaqueros de Mieres.

Nada que ver tampoco lo del Palo con palo común alguno -simple homónimo-: un nombre aquí de significado milenario, en cambio, muy arraigado también entre los nativos asturianos, lenenses y no lenenses, a uno y al otro lado de estas montañas siempre a medias con los leoneses. El Palo es raíz milenaria, relativa a las aguas entre alturas, como veremos (preindoeuropeo *pal–, en su acepción de ‘agua estancada entre rocas, lugar pantanoso’).


(pie de foto). Contemplando estos valles de La Vatsota, Puerto Mieres, La Cubietsa, Pinos..., desde las cumbres: todo un privilegio compartido con Xandru y Tsourienzu.

La simple castellanización de un sufijo asturiano y leonés, una vez más

En el conjunto del mal-llamado Alto de La Cubilla se trata de un caso más de contaminación lingüística -etnográfica, etnocultural-, entre tantos otros desde las cumbres hasta los valles y las cuencas de los ríos. Con una fonética y fonología asturianas imposibles, en este caso, por el sufijo -illa castellano: siempre, -iella, -ietsa, -iecha..., para nosotros. Nunca, *-illa, como voz toponímica autóctona. O sólo como palabra estranxera, como estranxerismu..., por supuestu.

Según la voz escuchada a los mayores de estos pueblos -Abilio el de Tuíza, por ejemplo, octogenario de memoria prodigiosa- la forma castellana, Cubilla por Cubietsa, debió asentarse cuando El Convento fue regido por unos monjes -los monxes, que dice Abilio- de Salamanca; ellos habrían asentado la forma importada, frente a leoneses y asturianos, que habrían dicho siempre Cubietsa.


(pie de foto) La capilla completa, una vez con el tejado nuevo reciente: a la entrada, la capilla, hoy cabana, la cara frontal más corta; hacia atrás, la cuadra, la cara lateral más larga del llamado convento, monasterio...; en parte conservada en su estructura general.

Un convento, una colegiata..., un refugio muy oportuno al paso del camino principal por estos altos

No hay que olvidar que La Cubietsa es un paraje estratégico para posibles inclemencias de aquellos altos: retirado entre peñas, al cobijo de los vientos, muy soleado, como bien indican los nombres del paraje (Los Caldereros, El Calderiru, Los Calderones, La Cueva, Los Navares...).

Un refugio muy oportuno para los caminantes entre los pueblos leoneses y lenenses, desde Pinos, San Emiliano...; o para los peregrinos del camín francés que entraba por estos altos del Güerna, y lo sorprendía el mal tiempo. O para los arrieros que transportaban maderas (vigas, cabrios, rollas...) desde los hayedos cimeros del Monte'l Blime hacia las construcciones en los pueblos al otro lado de las Ubiñas.

La toponimia es evidente: las funciones de albergue y hospedaje del monasterio, capilla, cabañas..., debieron resultar decisivas en este conjunto tan resguardado de La Cubietsa por los caminos antiguos al Alto'l Palo y Acebos; pues quedan nombres como La Pasá los Carros, un poco más allá entre Robleo y Carbayal. O una arraigada tradición entre los vaqueros de que los leoneses venían a por leñas a los peornales de la vertiente lenense. En todos los casos, el valle resultaba más acogedor que por el otro paralelo más directo, pero más expuesto a los temporales (el de La Casa Mieres actual).

Con el dato lingüístico importante del Campu

Los mismos nativos lenenses hacían el camino casi a diario con sus productos de intercambio en los mercados, ferias y pueblos vecinos de León. Muchas peripecias recordadas para los días malos del invierno y primavera: y para las muyeres, sobre todo, cuando hacían la andadura a pie, o con un burro, a todo más, para las mercancías mayores... Hasta con nieve, xilu, nublina ciega, barrizales..., el camín había que facelu...

La misma lengua asturiana de estos altos tuizanos lo atestigua: los nativos del Campu no hacen metafonía (El Quempu), a diferencia de los pueblos más fonderos y resto del conceyu. Y buena razón tienen para ello: sus tratos frecuentes con los mercados y pueblos leoneses, se fueron acostumbrando al uso de las palabras sin metafonía, que son más frecuentes allí. Así conservan, con razón El Campu: con -u final, pero sin cierre de la vocal tónica. Lo hacen también en otras palabras.


La Cubietsa de verdá, la del Mayéu La Capilla (evidente cultismo religioso conservado): no la del Alto'l Palo, la inventá

Un cambio "de van cuatro días" -dicen los nativos

La extensión de la voz Cubilla al Alto'l Palo ha de ser más reciente, pues estos mayores de los pueblos altos no tienen duda: "lo de Alto la Cubilla ye de van cuatro días -afirman sin titubeos los nativos-; siempre foy L'Alto'l Palo". Como decían antes cuando ya iban llegando con el ganao al puerto: "Ya pasamos L'Alto'l Palo, ya tamos tsegando a las cabanas d'Axeite". O, al Alto, sin más adjetivos ni adyacentes.

Estos cambios ajenos al habla de los nativos suponen otra forma de contaminación toponímica (entre tantas al uso del milenium...): aún mayor hoy -la mancha verbal se extiende más rápida por los medios y las redes-, cuando este Alto tan vistoso es frecuentado por numerosas personas, y consultado lo mismo en papel que en digital. Desde Tuíza, hasta la China, o la Patagonia, vamos...

Pues muchos son ya los blogueros y blogueras, webs, redes, foros..., que se encuentran a diario con el problema de éste y otros muchos topónimos de una ruta, con tantas divergencias en ocasiones, y sin nada que ver con la articulación de los nativos. Pero el caso es que la bola sigue rodando: intereses publicitarios, comerciales..., simple imposición desde fuera.


(pie de foto): La Capilla la Cubietsa, el monasterio por la parte posterior, la cuadra hoy, tal vez, antes recinto monacal que dice la tradición oral de los vaqueros

2. Todo un mosaico de topónimos en la lectura o escritura diarias, aquí y mucho más allá de estas montañas, digitalizadas cada año un poco más

Sirvan unos cuantos ejemplos de usuarios que manejan nombres del terreno por estos altos tuizanos: senderistas, rutas relajadas por las camperas, travesía de montaña, esquí de travesía, montañeros y montañeras de otras regiones y países, ciclismo, ruta ciclista preferida por grupos diversos, mountanbike, trekking, BTT, BTR, escalada, excursiones escolares, campamentos de verano, acampadas diversas, fiestas vaqueras o pastoriles, escolares, estudiantes, investigadores, universitarios.... O los propios nativos de los pueblos.

O simples reuniones de amigos y amigas en las cabanas los fines de semana, por el verano arriba, o de forma ocasional: las mismas cabañas que antes fueron morada de tantos brañeros y brañeras de estos pueblos y otros más fonderos en el puerto. La verdadera memoria toponímica de estas peñas y mayadas, durante los días de la braña hasta la vuelta de los vaqueros a casa.

Con los nuevos usos se va extendiendo esa toponimia ajena a los nativos, pero a los que llega a convencer también: hasta les podemos escuchar el topónimo castellanizado ("Dizlo la tele, tráyenlo los periódicos, ta nos mapas...).


(pie de foto): con la niebla en sala desde el Monasterio de Acebos

De paso obligado por el monasterio de Acebos

Y, por supuesto, camín francés del Güerna, por Acebos abajo, El Quempu..., alternativa centenaria del Payares (ruta documentada desde siglos atrás). Pues el monasterio de Acebos fue otro lugar de acogida imprescindible en su tiempo; un edificio de buena estructura, a juzgar por el dato escrito recogido por Auri: sobre el siglo XVII, sólo para la reforma del monasterio consta una ayuda en torno a los 6.000 reales de bellón (unos 72.000 € al cambio).

Casi nada la broma: cómo sería de grande el edificio (pues, con esos cuartos, o poco más, casi lu leventábamos enteru hoy...).


(pie de foto): el recinto del Monasterio, los cimientos, las murias derruidas, lo que queda...


(pie de foto): detalle de una pared más conservada, la aguja de la capilla...


(pie de foto): el misterio de esta pila, plantada hoy entre la yerba y las zarzas...


(pie de foto): La cabana con el techu de tapinos que protege el interior: aislante, guarda una temperatura más seguida, quita goteras...

Un conjunto de palabras habitadas en los altos, a las que llegamos todavía a tiempo, en buena parte

Porque, ciertamente, hay montañeros y montañeras respetuosos que sienten los paisajes comenzando por los nombres, con los que están fundidos desde siglos. Y así los siguen documentando a medias entre los nativos y los programas de ordenata, procurando que cuadren de paso en los mapas, con los recursos dixitales del milenium: traks, waipoints, GPS..., y similares (Alejandro Zuazua, Víctor Delgado..., Santos Nicolás, Jesús Lana Feito, Víctor Orbayu, Antonio Álvarez, Cristian Longo, Iñaki Diez Maneiro, Luis Aurelio G. Prieto..., por citar algunos).

Y, así, hay montañeros que van visualizando -geoposicionando- las diferencias encontradas. Pues, como matiza Víctor Delgado de forma tan precisa, un plástico se puede recoger de una esponjosa campera, o hasta de un picu cimeru; en cambio, un nombre que contamina el mismo paraje en los mapas, en los folletos..., igual nadie lo podría desterrar ya del suelo en el que alguien lo asentó de forma tan impropia. Tan contraria al uso -y al sentimiento- tradicional de los nativos. Y el error toponímico ya no tiene vuelta...

Buena observación de Víctor, una vez más, como tantas otras en su precioso blog (pindio-pindio...), siempre tan respetuoso con los milenarios nombres lugareños: auténticos documentos - a veces, casi los únicos- de la vida, la historia, la intrahistoria, la etnografía de un paisaje habitado. Y más aún, en la rica etnolingüística de las montañas, cuando se van cerrando las puertas de tantas cabañas antiguas.


(pie de foto): valle fértil, retirado de los vientos, con agua abundante, pastos, tal vez, con algunos sembrados de altura antes; quedan restos de cercados con muros, escalones con rellanos...; abundantes ganados en verano, en torno a las cabañas de La Cubietsa original

3. Aquella mayada del Puertu Mieres, que siguen articulando los vaqueros hoy en La Cubiecha

Una vez más, hemos de recurrir a la conversación con los vaqueros de estos puertos; a todos ellos -lenenses, mierenses, leoneses-, cuando les preguntamos cómo se pronunciaba antes, cuando ellos yeran guajes, mozos..., la respuesta es clara; ellos ya oyeron más bien Cubiecha, con esa articulación fónica cheísta (en Ch-, más que en Tse-); lo de Cubietsas yera de los güelos ya.

Ahora bien, La Cubiecha ye'l mayéu de las cabanas actuales (junto a la colegiata); y todo el valle, el puerto La Cubiecha, esperable de aquel astur-leonés, que propuso y estudió Menéndez Pidal décadas atrás, o Jesús Neira después. La prueba es evidente: en Torrebarrio, justo bajo Peña Ubiña, siguen llamado La Cubietsa al barrio cimero del pueblu: un ejemplo de respeto a la toponimia lugareña de siempre.

Hoy, sabido es que se extendió el cheísmo creciente, esperable por ser más fácil de articular: Canciechas, Portiechas, Cubiecha..., que prefieren los nativos asturianos de las montañas (en su derecho lingüístico, y autóctono, están). Como ya es La Oxa'l Chaz, Candiochas, Chandicuandia, Chandelcurciu, La Pena Chago..., y semejantes articulaciones cheístas, más esperables y arraigadas en estos tiempos.


(pie de foto): el placer de las chirucas entre camperas y retamas

4. Por tanto, las cosas por su nombre: L'Alto'l Palo, que siempre dijeron los vaqueros al cruzar la raya

Ya tras los ecos de un nombre resonando entre las montañas, el desplazado Cubiecha ascendió hasta un alto entre rocas, sobre una zona palustre, palúdica (pantanosa), que parece llevar el nombre, prerromano, como veremos.

Pues desde L' Alto’l Palo se contemplan en invierno y primavera abundantes charcos y neveros, procedentes de los deshielos y los trabes en lo que hoy es El Puerto Mieres. Hay que añadir el cariz pantanoso, chamarguizo, con pequeñas lagunas, que ofrecen una buena parte de aquellas vegas de todo el puerto La Cubietsa entre La Vachota, Rodriguero, Los Navares, Rosapero....

De ahí, tal vez, el origen, el significado remoto, del nombre Palo, no por casualidad bajo Penatolóbriga (hoy, Penatolondra en evolución fónica toponímica, propia del asturiano en tantas interpretaciones populares de los propios nativos).


(pie de foto) Pena Tolóbriga (hoy, Penatolondra), La Mesa, La Tesa...

5. Así, descubrimos Pena Tolóbriga: gracias al inolvidable Manolo, el de Riospaso, que bien nos lo advirtió; imprescindible la memoria de Manolo

Pues L'Alto'l Palo, en aquella perspectiva toponímica milenaria de las cumbres sobre los poblamientos primitivos a sus faldas, se diría que está en contigüedad con Pena Tolóbriga (Tulóbrica, según otros informantes) justo al lado, al este, en el cordal que sigue por La Magrera, La Mesa...

Pena Tolóbriga es, por tanto, el nombre antiguo de Penatolondra actual (1770 m): un dato muy apreciado que debemos a Manolo el de Riospaso; inolviable nativo de estos valles, al que tantos nombres y atenciones le debemos. Un día le preguntamos a Manolo por nombres de quellos altos, sentado ya en el portal de su casa, muy apagado, pero con la memoria tan preclara, para decirnos:

"Aquella ye Penatolondra...; pero bueno, eso ye ahora; porque antes, cuando hablaban mal, decían que yera Pena Tolóbriga...; pero eso nun lo pongáis que yera sólo cuando los antiguos hablaban mal... Ahora, pa nosotros ye Penatolondra".

Esto nos decía el probe Manolo, con tan sana inocencia, como si el nombre de verdá, el auténticu, el de los documentos escritos medievales, nun fuera, precisamente, el de "cuando hablaban mal" -como nos previene Manolo-; es decir, cuando hablaban tan bien, y con tanta precisión, en aquel asturiano perfeuto de unos cuantos lustros atrás: el de los zagales y zagalas curiando cabras y oveyas bajo las pindias palazanas de Penatolóbriga.

Con el otro dato imprescindible de Isaz el de Teyeo

Un dato más añade Isaz el de Teyeo, vaqueru del Tseu la Vatsota desde bien guaje; hoy con más de los ochenta, y la memoria muy clara, como Manolo entonces (cuando nun lu interrumpimos y lu dexamos hablar de seguío...): Pena Tolondra es también la peña redondeada, justo junto a La Mesa, bajo La Magrera -nos señala Isaz, sin titubeos.

Todo ello, lejos de contradicción ni redundancia alguna, confirmaría, que la extensión del topónimo Pena Tolondra fue mucho más amplio en sus comienzos, subdividido con el tiempo en nombres menores por el medio, que se fueron añadiendo con los usos del puerto y de aquellas peñas. El nombre primero quedó en puntos distintos de todo el conjunto La Magrera, La Mesa, La Tesa... (ver explicación detallada en Pena Tolóbriga).

(pie de foto) Una vida más que dura por todos estos altos, bajo las nieves, demasiados meses al año, ¿pues cómo sería en tiempos prerromanos, medievales...? Y hasta poco más de medio siglo atrás, sin ir tan lejos...

La raíz prerromana que atestigua las palabras habitadas en los altos del Güerna

No sabíamos cómo agradecer a Manolo tal precisión en el tiempo: un nombre documentado -pinna tilobriga-, no sólo en los registros asturianos medievales, sino con una raíz muy extendida -briga- en toda la toponimia europea, indoeuropea, celta..., y muy estudiado, como iremos viendo. El documento oral lugareño, una vez más imprescindible a la hora de leer un paisaje cualquiera, y para su etimología.

Penatolóbriga es, por tanto, la peña alta sobre Acebos, entre El Alto’l Palo y La Magrera, divisoria con La Cubilla (actual Puerto Mieres); hoy, evolucionada en este caso por los propios lugareños hacia la articulación más fácil de Penatolondra (tal vez, por influjo de la misma palabra asturiana tolondra, tolundru, como 'abultamiento, saliente', sin ir más lejos).

Desde peña tan relevante, aislada, muy vistosa, se divisa un amplio panorama lo mismo hacia Castilla -en el decir de los tuizanos con esta palabra- que hacia Asturias. Y bien se puede comprobar a poco que ascendamos unos metros ladera arriba, justo a la izquierda de Las Portillas, subiendo desde Tuíza.

Con las sospechas de Juan Menéndez Pidal tras las huellas prerromanas por los altos:

"Una población celta (¿Tuiza?) debió tener asiento no lejos del puerto de la Cubilla, y nos induce á creerlo así la asignación de Puerto de Tilobriga," "Tulebriga" y "Turlebriga" con que también fué conocido aquel puerto" (Asturias, de Bellmunt y Canella, p. 294).


(pie de foto): sábanas al verde, o el misterio, la magia, de unas sábanas colocadas sobre la yerba verde para recuperar la blacura (el saber de los nativos, con sus recursos inmediatos)

Hasta la misma raíz indoeuropea del río Orna y los pobladores orníacos

La acepción prerromana de Tolóbriga (‘altura fortificada’) se aviene con un entorno montañoso en la misma cabecera del Güerna, cargado de leyendas acerca de imaginados pobladores de estas montañas limítrofes (y estratégicas) con la Meseta castellana.

Por tanto, tal vez en relación con la misma voz Güerna: indoeuropeo, *or-n-a (agua que se agita); y con los supuestos orníacos: los pobladores primitivos en torno al río Güerna. Toda una red verbal en coherencia sucesiva.


(pie de foto) La Magrera, La Mesa, La Tesa, La Oxa'l Tsaz, Las Navariegas, Las Coronas, El Puerto Acebos, Las Güertas, El Cementerio, La Capía, La Oxa'l Cura, La Pena'l Preceeru (El Preciru), El Monasterio documentado del Alto Güerna, El Camín Francés...: los sucesivos poblamientos que empezaban y se extendían con los siglos desde los altos, valles abajo

6. La voz briga, otro nombre milenario sobre Tuíza: la altura habitada prerromana, la fortificación, el poblamiento vigilado..., que luego se asentó en tantas ciudades europeas a la falda de sus montes respectivos

En principio, se podría pensar en la voz prerromana, tal vez preindoeuropea, *twr– (‘altura’), en su variante *tul, *tol– (‘punta, cumbre de montaña, altura’). El toponomista galego Cabeza Quiles cita un amplio campo de topónimos con esta misma base (Toedo, Toledillo, Toleda...). Segundo componente, raíz celta briga (‘fortaleza, castillo’), de donde topónimos documentados del tipo Turobrica (región Bética). Hay otras opiniones.

Variante de la misma base podría ser la voz indoeuropea *stil–o–, *tilo(s) (‘punta, cumbre’), latinizada en *tilus, más el citado sufijo celta –briga (‘asentamiento estratégico, lugar fortificado´): Tilobriga en los documentos.

Aquella primitiva estrategia de vigilancia y poblamiento en los altos

Esa función defensiva que indica -briga se observa hoy en conjuntos históricos de la misma base, como Puebla de Sanabria: un pueblo levantado sobre un castro antiguo entre dos ríos, bien documentado como Urbs Sanabria, castillo más tarde (sin duda a partir de un reducido *Sanabriga).

Con el mismo sufijo, en la región cántabra está la histórica y estudiada ciudad romana de Julióbriga. Ciudad Rodrigo se llamó Miróbriga. Y en la vecina región portuguesa, el conjunto histórico de Conímbriga, más tarde origen de la misma ciudad de Coimbra.

La misma voz Tolóbriga (Tilóbrica en los documentos medievales) podría haber derivado en la actual Tolondra (asociado a tolondra, atolondrar…), a través de formas como *Tolombr(i)ga > *Tolombra > Tolondra, con ese refuerzo nasal frecuente en asturiano.


(pie de foto) El Quempu (El Campu, para los lugareños, por las razones que sean): se dice que el poblado a la falda del Monasterio Acebos y Penatolóbriga; luego, al par del Camín Francés del Güerna

Un origen discutido: muchas variantes de -briga, mucho antes de la interpretación romana

Como se dijo, tampoco parece que haya una última palabra sobre el nombre. Por ejemplo, Alberto Porlan (1998, p. 582) interpreta la raíz europea, y añade en Hispania los nombres de Talabriga, Terebriga, Caetobriga, Coelibriga, Dessobriga, Turobrica, Ivliobroiga, Lakobriga, Arcobriga, Brutobriga..., y semejantes.

A. Porlan contradice a M. Pidal, para quien la voz briga significó en principio 'altura, elevación' del terreno, en correspondencia con topónimos nórdicos que llevan la desinencia -berg: irlandés, bri (colina); galés, brig (cumbre); bretón, bre, breg (colina)...; y otros topónimos nórdicos terminados en -borg.

En consecuencia, del cotejo de estos significados, resultaría la síntesis de 'ciudad fortificada y emplazada en alto', aunque "no podría explicar por qué muchas de aquellas ciudades celtas supuestamente terminadas en -briga no estuvieron fortificadas ni emplazadas en alto".

Por esto, para A. Porlan, la terminación -briga sería más bien una 'normalización' de las terminaciones bárbaras, celtas..., "hechas por hablantes romanos, y no una desinencia original, convencional y sistemática que los bárbaros añadieron a sus ciudades para que supieran que eran ciudades".

Es decir, que, según Porlan, "los nombres bárbaros presentaban a menudo terminaciones originales variables en torno a una estructura semejante a la que los romanos normalizaron en -briga..."; sería más bien que "dichas terminaciones no eran desinencias fijas originariamente significativas, sino restos alternativos de dicha estructura..., de innumerables muestras" (p. 291).


(pie de foto) Cumbre cimera del cordal de Pena Tolóbriga: Penatolondra, vista desde El Puerto Mieres, La Cubietsa; la pinna -briga (la fortificación prerromana, celta..., de las alturas)

7. Todo un lenguaje toponímico, que siguen recogiendo montañeros bastante más respetuosos con los nombres que pisan

Como se dijo más arriba, la toponimia tradicional vaquera y pastoril astur-leonesa supone toda una lengua, el astur-leonés, que propuso Menéndez Pidal décadas atrás. El caso es que la contaminación toponímica se fue extendiendo con el apoyo oficial de las propias instituciones locales, regionales, periodísticas mal informadas, publicitarias, turísticas seudo-rurales; o de políticos y de políticas lingüísticas seudo-asturianistas, al margen de los propios pueblos.

Menos mal que compensan el desguace -hasta oficial y todo, a veces- esos trabajos de montañeros respetuosos con las palabras de las camperas, peñas, brañas y breñas.

Y así registran sus nombres tal como los escuchan por donde pasan. Es el caso de esos trabayos digitalizados sobre mapas por Alejandro Zuazua y Víctor Delgado, siempre por pueblos y mayadas, con sus ordenatas y GPS en las mochilas, en busca de pastores, vaqueros y lugareños para recordar los nombres en sus formas y lugares de antaño. Y tantos otros con su labor cartográfica -como Santos Nicolás-, de guías, libros..., de admirar. Sus blogs y sus webs suponen buenos documentos digitales asturianos.

8. Y por si hubiera dudas: Cubietsas, barrio alto de Torrebarrio (Cubiechas, para los leoneses hoy mismo)

Porque, en definitiva, la contaminación de un paisaje, ciertamente, tiene más variantes desgraciadas que la del plástico, los cristales, las botellas, o los tubinos de las creminas solares por las camperas de los puertos y las brañas: la contaminación visual, olfativa, gustativa..., lo mismo para personas que para los animales, por supuesto.

Como se apuntó más arriba, esa contaminación verbal la observa -y lamenta- Víctor, autor de pindio pindio: los plásticos, los cristales..., pueden recogerse de las camperas; pero los nombres erróneos difundidos en los mapas, ni se pueden recoger siquiera para dejar limpio el mosaico verbal de los nativos durante milenios; contaminación doblada, irreversible tantas veces ya...

Volviendo al nombre desplazado, la prueba de la versión tradicional está a pocos km del Alto'l Palo, en Torrebarrio, sólo con que vayamos rodeando Peña Ubiña, por toda la falda de pueblos y mayadas pastoriles.

En Torrebarrio siguen llamado Cubietsas al barrio cimero del pueblu: un ejemplo de respeto a la toponimia lugareña de siempre; asturiana o leonesa, coincidentes una vez más por las montañas compartidas con mejor o peor ceño (así reconocido hasta en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Cubiechas ). Esa articulación palatal, cheísta, semejante a la asturiana, se documenta hoy mismo en Matachana (las morcillas de Matachana), no *Matallana, por supuesto.


(pie de foto) El Mayáu / Mayéu, La Cubietsa

9. El nombre de La Cubietsa, también para los vaqueros de Mieres cuando llegaron al puerto, casi un siglo atrás

Para los vaqueros del Puerto Mieres, el espacio del topónimo ofrece pocas dudas: La Cubietsa es el mayéu grande y muy topaeru, que se encuentra al otro lado del Palo, y de la llamada Casa Mieres; se llega por muchas sendas, las que descienden por Rodriguero hacia las cabanas; o por El Vatse Angosto, El Vatse María Delgado, Piedra Xuguera... Varias sendas a estos recónditos mayaos, según por dónde queramos rodear las peñas: más bien placenteras todas ellas.

Con una observación sobre el posicionamiento estratégico de las cabanas y la capilla: El Mayáu (Mayéu, para los lenenses) La Cubietsa está muy bien elegido como espacio de cobijo, albergue, recinto monacal; o para el ganado y la estancia brañera: valle de pastos situado en dirección sur, con las puertas de las cabañas bien orientadas al sol más temprano; de este a oeste; puertas muy pequeñas, para que no entrara el frío.


(pie de foto) Puerta La Capilla'l Convento

10. El que dicen los vaqueros fue El Convento y la Capilla de unos monxes

Destaca en El Mayéu, frente a las cabanas, La Capilla del Convento: un largo edificio en piedra, bien conservado y restaurado, con la puerta en arco tallado, que sirve hoy de entrada a una cabaña. Unos sillares labrados sirven de soporte a las paredes todo alrededor del edificio, a modo de anillo a la vista. Según la voz oral, era una congregación de monxes de La Sierra de Pambley, desde tierras leonesas.

La Cubietsa era el nombre también de los pastores leoneses, lo mismo que Cubietsas, barrio cimero de Torrebarrio: pocas dudas sobre la realización fonética común al astur-leonés, como atestigua también entre los filólogos de ambas lenguas romances, derivadas del mismo latín por estas montañas; asturiano y llionés, que dicen ahora los estudiosos de estos temas.

La hospedería que documenta Juan Menéndez Pidal, en su obra Asturias, de Bellmunt y Canella, t. II (pp. 323 ss):

"En el alto del puerto de Cuvilla, camino real del valle de Huerna, hubo asimismo en lo antiguo, al lado de la ermita de la Virgen de Flor de Acevos, una hospedería para caminantes llamados por la campana en días de niebla ó temporal".


(pie de foto): la sosegada sobremesa tras el bocata

11. Las formas metafóricas en el lenguaje toponímico del puerto

El Mayéu la Cubietsa representa, por lo que dicen los vaqueros, el puerto entero desde Rodriguero y La Raya (límite con La Vatsota) hasta el límite fondero con Rosapero. El nombre es muy claro sobre el paraje: un valle muy recogido, con agua abundante, sobre el río, al cobijo de las peñas circundantes...

Por tanto, palabra del latín cupa (cuba, barrica de madera), aplicada la voz en forma metafórica al terreno: una verdadera cuba natural para la estancia de personas y ganados. Un derivado más sería el propio cubil, los cubiles: el lugar del sesteo de los animales; y de los gochos en especial: la yacija más recogida, seca, resguardada.., de los porcinos en las corripas. O de la voz cavea (cueva), aplicada a un terreno empozado, retirado, como una cueva de verdá.


(pie de foto): pues lo de 'cueva, encuevao', a la vista y al tacto está; una recóndita vaguada al cobijo de las peñas y los altos, muy adecuada para el ganado en cualquier época.

Poco más allá de La Cubietsa, está, no por casualidad, El Calderiru (Los Caldereros, para otros), Los Calderones: valle empozado, muy topaeru,, incluso en días más fríos y de invernadas a destiempo; el resguardo natural del ganado en la braña. Lugares como calderos, cálidos respecto al contorno.


(pie de foto) El puerto empozado, en cupa: en cuba; o en cueva imaginada

12. Todo un lenguaje pastoril habitado, palmo a palmo, con palabras del terreno

Los nombres del puerto La Cubiecha atestiguan todo un paisaje bien descrito según las formas, funciones, cualidades de cada rincón aprovechable. Por ejemplo, La Pica, El Gurugú: salientes calizos sobre las cabanas y la capilla; La Yana la Pica; Los Fueyos: más bien empozados; La Cuaña: paso en peña; La Yanona: campera muy apacible entre La Cubietsa y Los Navares; La Cueva: en valle; Les Corres: hubo cabañas y beyares pa los xatos; Los Morrillos. La Collá'l Moro.

La Fuente'l Melandrón: era zona de melandros; El Miriu Baxo, El Miriu Reúndu. El Cargaeru los Carros: donde venían los leoneses a por leña para las casas y los fornos. El Camín de los Carros.

Muy claro El Calderiru: valle muy retirado después de las cabanas, donde llevaban los xatos por el día, cuando había mal tiempo, y mientras no mamaban a sus madres (sólo a tarde y a mañana). El Pozu la Nieve: nieves perpetuas antes, que aprovechaban los vecinos leoneses para llevar a sus casas en verano. El Camín Blancu: camino a Robleo.


(pie de foto) Vaca y xatina, a la hora de mamar en la mayada : y en sin acercase demasiao, por nun molestar, vamos...; y por si acaso...; pues la vaquina bien que nos mira...


(pie de foto) pero con el detalle: mirando bien arreguilá la xatina, por si la interrumpiéramos; ni se nos ocurre gorgutar palabra, por si acasu...

Como otros nombres para el cobijo humano y del ganado en los altos: Los Navares

Todos aquellos valles de La Cubiecha tienen sus nombres adecuados. El Negrón, ya sobre Villafeliz: de tonos oscuros en la piedra y la vegetación más bien sombría; Las Calles: camino a Villafeliz. Los Navares: varios valles en encrucijada, empozados, retirados; Los Gordoveros; o Gorgoveros: con agua abundante y setas grandes por temporada.

O La Xuguera, Piedra Xuguera: varias cabañas en buena vega, antes muy poblada en verano, con sus xuegos para los ratos libres; Los Ortigales: la zona de las ortigas, imprescindibles en las mayadas para el ganado. Les Fanes: muy pendientes.

En fin, La Cubietsa es un puerto ya de la vertiente leonesa, hoy Puerto Mieres, que traduce toda una estrategia de estancia en un puerto de verano: mayadas y cabañas al resguardo del viento norte, en lo posible, con la espalda vuelta contra el frío, y las puertas abiertas a las primeras rayás de sol.

Y se comprueba la palabra hoy mismo de marcha sobre un senderu: es un puerto con muchos valles retirados, por tanto, con las corrientes de aire en varias direcciones; a poco que cambiemos de ladera, el viento frío cesa de inmediato. Bien lo saben los ganados. Y bien situaron las cabañas los primitivos pastores y brañeros del puerto; o unos monjes, su recinto monacal, su capilla....


(pie de foto) La Xuguera, Pena Xuguera...: la costumbre de los xuegos en las mayadas de los puertos de verano, tal vez aquí también para recordarlos

13. La etimología del Palo, una raíz prerromana, en relación con las alturas, con el agua entre las rocas de las cumbres...

Como se apuntó más arriba, el nombre del Palo se remonta a varios milenios atrás, en unas épocas prerromanas de primitivos asentamientos humanos en torno a las alturas: primero, la vigilancia en las cumbres; después, poco a poco, los poblados que se fueron formando laderas abajo, a medida que las circunstancias de tiempos más pacíficos lo iban permiendo; finalmente, los poblados últimos en el fondo de los valles, buscando las aguas y las riberas más productivas de los ríos.

Pero muy discutido el origen del nombre, pues se dan varias circunstancias del terreno. La diversidad de parajes asturianos y europeos no deja claro el topónimo. Por la presencia de peñas en muchos casos, convendría la misma raíz citada prerromana *pal–, *pal–o– (‘roca’). Para algunos casos donde predomina el ‘agua’, podría tratarse de la misma raíz *pal–, en su acepción de ‘agua estancada entre rocas, lugar pantanoso’.

Tal vez aquella misma raíz remota que dio el latín pălūs –ūdis, ‘laguna, charca, agua estancada’. Cabeza Quiles cita documentos medievales de 1026 donde se interpreta la voz paludes como “lugares encharcados, lagunas, prados de verán“. Y Joan Tort matiza la explicación posible del nombre aplicado a un alto sobre unas extensas vegas empozadas, tantas veces con neveros y lagunas en los desnieves y deshielos:

"su etimología (del latín Palus, "pantano") hace pensar que originariamente se aplicó a los parajes, llanos y fácilmente inundables... El topónimo, documentado el año 1051, es considerado por los lingüistas como transparente (Coromines, OnoCat, VI, 147).” (Joan Tort, 2004: 146).

En el mismo campo hidronímico existen voces en relación con los pantanos y lagunas, como el paludismo: enfermedad transmitida por mosquitos de lagunas. O el mismo palude romance: laguna, charca; de donde el adjetivo palúdico, en referencia a las lagunas; paludícola: que habita los pantanos. O palustre: perteneciente al pantano.

El hecho es que el topónimo Palo/s está muy extendido en la toponimia peninsular: Palos, en Murcia; Palos de la Frontera, en Huelva; Pals, en Girona; Palos de Moguer... Todos ellos interpretados en relación con los pantanos, las lagunas. Por esta razón, se suele relacionar la voz con culturas prerromanas.


(pie de foto) Los restos de la ventana interior del edificio (capilla, monasterio, convento, hoy cuadra...), que haría de ventilación y de visor sobre el paraje: piedra talla que se respetó en la reconstrucción; el resto se habría ensanchado, recortado en altura...

Entre L'Alto'l Palo sobre La Cubietsa, y El Palo sobre aqusllas tsagunas de Allande

Por estas razones, la referencia del Palo parece más segura en torno al agua: sería el alto, la cumbre, la culminación de toda una zona más o menos lacustre, con pequeños lagos (lavajos, tsaguetes) salpicando todo lo que es hoy El Puerto Mieres; sobre todo en el invierno y con los neveros tras el deshielo en primavera.

Una prueba es evidente: en Los Navares queda una amplia laguna todo el año, ahora menguada por las sequías, pero con aves diversas, xaroncas, ranas...; se conservan un par de pequeños lagos (las tsagunas) todo el año entre las cabañas de La Xuguera y La Casa Mieres: unas zonas lamizas, con estancamiento constante que bien agradecen vaqueros y ganados por el verano arriba.

Más aún, el error del mal-llamado Alto de La Cubilla no sería más que la traducción del Alto la Cubietsa, teniendo en cuenta que el agua de la vaguada (la imaginada cuba, o cueva metafórica) resultaría imprescindible para el ganado y para los animales del monte (la caza asegurada) en aquellos altos.

Esta adscripción del Palo al agua, la confirman autores como Bardio Díaz - Javier Fernández (2005, p. 50; ver Bibliografía de la páxina); así relacionan El Palo de Allande con el conjunto de topónimos alusivos a la explotación minera del oro, mediante el sistema de los canales y depósitos de agua con la técnica romana de los arrugia, los currugi, los corrugia.

Estos autores meten El Palo en el mismo campo hidrográfico que El Charcón, Los Los L.lagos, La L.laguna, Lagüeiro... Pocas dudas, por tanto, en la coincidencia lenense y allandesa. En otras toponimias, el lugar de Potes, ya en Cantabria, lo asocia J. Mª Albaigès al mismo campo hidronímico: *pau (agua). O el río Po italiano que relacionan Louis Deroy y M. Mulon a la misma raíz del agua. Tal vez, como el mismo Po de Cabrales.


(pie de foto) Las sólidas raíces y troncos de los nieblos -los enebros- (Juniperus communis), tan rebuscados antes para la lumbre de las cabañas: calor suave y duradero; bayas maduras para el licor casero (la ginebra más rural)

Incluso el palo como 'poste, cercado, límite...', tiene raíces prerromanas, ya indoeuropeas en el puerto

En fin, El Palo nada tiene que ver con palu alguno en este caso (pura interpretación popular); pero, incluso así, no se trataría más que de una resonancia de otra voz prerromana en su función limítrofe, como en tantos otros casos de muñones comuñeros; la misma voz palo tiene raíz indoeuropea: *pak- (fijar, atar, asegurar), que dio en latín palus (poste); y pagus (límite, distrito agrícola), luego país, paisano, paisaje, paisanaje...

Pues la circunstancia de la coincidencia de vertientes regionales en una cumbre habría contribuido a que los asturianos llamaran L'Alto'l Palo al límite con la vertiente leonesa: unos límites que nunca se sabrá del todo si unían más que separaban, en aquella obligada vecindad de pastores y vaqueros por los puertos, con mejor o peor ceño...

Pues, sabido es que las cumbres vaqueras y pastoriles -por voluntad o por necesidad- siempre unieron más que separaron en la soledad compartida de las cabañas y las montañas. Un ejemplo modélico aún para estos tiempos...


(pie de foto) La puerta La Capilla (El Convento); los cultos prerromanos, cristianizados, monacales..., las costumbres pastoriles, vaqueras...: la vida, siempre enlazada en cada tiempo por los altos habitados

14. El documento toponímico, una vez más: la conexión de las palabras al filo de las culturas sucesivas y las cumbres habitadas

El caso es que esa raíz *pal- supone una voz muy arraigada, en una cadena de altos asturianos circundantes a oriente y a occidente. Por tanto, la voz Palo no parece de creación romana, latina, demasiado reciente en aquellos contextos de poblamientos primitivos en las corras, curutsos, castros, castietsos..., al filo de las cumbres cimeras.

En el mismo cordal del Alto'l Palo, en relación etimológica con la altura, hacia el este, queda la Penatolóbriga citada, La Mesa, La Tesa...; y hacia el oeste, la cadena se haría muy larga: Candemuela, Torrebarrio, Torrestío, Teverga, La Mesa, Somiedo, Caboalles... O El Palo, ya en Allande.

Es decir, la descripción metafórica de unas montañas, traducida a topónimos: una gran mesa de piedra (La Mesa), recortada, de silueta muy vistosa desde cualquier distancia; un teso grande (La Tesa), un alto saliente; una imaginada muela (Candemuela), en forma de gran peña, no por casualidad, bajo Ubina la Pequena; una torre, fortificación (Torrebarrio), residencia palaciega; una torre de verano (Torrestío), propia del estío vaqueiro ganadero; un pueblo fortificado en el origen de los teverganos (Teverga); una sucesión de cumbres cimeras, someras..., somedanas (La Mesa); la cabeza de los valles leoneses (Caboalles), allá por tierras tsazaniegas...


(pie de foto) La siempreviva (tipo de Semprevivum), floreciente en aquellos altos, al sabor de las calizas y al color de la piedra ferruñu, el magre que lleva La Magrera hasta en el nombre.

15. Sólo dos nombres contiguos en el lenguaje milenario de la montaña: L'Alto'l Palo y Penatolóbriga

Por ello, El Palo (manipulado hoy bajo nombre tan fuera de lugar como La Cubilla más refinada, urbanita y centraliega) supone todo un documento etnográfico -etnotoponímico, etnolingüístico- que atestigua los primeros poblamientos lenenses a las faldas de todas estas peñas; los restos a la vista siguen en parte en Las Corras de Acebos, Las Coronas, Las Corrás del Meicín, La Corrá de las Cabanas, El Castiitsu, Los Castillinos...

Y tantos otros poblamientos sucesivos que terminaron por asentarse en los pueblos altos del Güerna, en las fértiles vegas de Acebos, en El Campu...; por allí se habrían levantado las primeras corras y corros para el asentamiento humano, que terminó en la construcción del monasterio, hoy reducido a murias derruidas. Pero con una toponimia evidente, con nombres muy descriptivos: La Capilla, El Cementerio, Las Güertas, Las Irías, La Oxa'l Cura, La Pena'l Preceeru...


(pie de foto): con los güeyos clisaos siempre en Penubina, una vez más

Porque, con el recuerdo de los nombres, la memoria de los nativos ya nunca se irá de sus paisajes: ellos y ellas quedarán tallados para siempre en las raíces de sus topónimos a modo de homenaje

En el descenso de las alturas, los poblamientos se fueron sucediendo ladera abajo: más a la falda de Ubiña y del Castiitsu, Tuíza Riba, Tuíza Baxo... O El Quempu -El Campu, para los nativos-, Riospaso, La Cruz...

Todo un documento etnográfico y toponímico para la Historia de Lena, y de la Asturias prerromana, en buena parte aún sin escribir. Pero siempre estaremos un poco a tiempo, si aplicamos en ello la estaferia comuñera, aunque sea ahora más bien ya virtual.

La Caseta'l Consumeru, El Filato, al par de las cancietsas

El lenguaje toponímico atestigua de paso aquel control comercial en el trasiego de una región a su vecina: justo al lado de las portillas (derecha subiendo), sigue semiderruido el casetón que servía de filato; había un consumeru que cobraba los impuestos, o los requisaba cuando sorprendía a los furtivos, que intentaban un desvío alternativo por los senderos más pindios y peligrosos de Candiotses o La Magrera (los caminos del estraperlo, tan frecuentes en las montañas).

En fin, queda esa memoria oral -lenense y leonesa- que tuvimos la suerte de escuchar durante tantos años por ambos lados de las cancietsas: un buen homenaje se merecerían los paisanos y paisanas de estos altos del Güerna, que nunca se irán de esos paisajes milenarios, transmitidos con sus trabayos y sus topónimos, por lo menos, hasta el milenium digital.

Ellos y ellas son los verdaderos agentes de un territorio con palabras habitadas, a la falda de unas peñas fortificadas ya tantos milenios atrás.


(pie de foto) La Casa Mieres: El Puerto Pinos, ya en la vertiente de León,

Anexo documental: la toponimia caminera inmemorial
por Pascual Riesco Chueca

"Con su rica carga evocadora y explícita, los caminos instalan la temporalidad del viaje sobre la sincronía del mapa; en sus trazados está implícito el tiempo de los recorridos, el relato de los que buscan subsistencia, comercian o guerrean en un ajetreado derramarse por la red viaria.

... Los caminos y calzadas, aun siendo humildes y en algunos casos poco más transitables que un sendero, conocían un denso tráfico de viandantes, unos a pie, otros en caballerías o en carro.

Las migraciones estacionales o temporales ligadas a la siega y la cosecha, los oficios o el transporte de bienes eran otras tantas causas para el activo deambular, que elegía según las circunstancias entre las múltiples opciones, casi todas precarias, de una red viaria repleta de riesgos.

... Dos poblaciones vecinas pueden estar unidas por una pluralidad de caminos en función de las dificultades de tránsito en tiempo lluvioso: no es infrecuente que coexistan un camino de invierno y otro de verano; o un camino alto y uno bajo, que enlazan con trazados diferentes dos lugares...

Otros trazados obedecerán al deseo de clandestinidad, amorosa o de mercancías de contrabando... Dependiendo de si se llevaba un carro o se iba a pie o sobre caballería, podía ser preferible uno u otro trazado...

Una prólija toponimia caminera, que casaba el lugar no solo con otros pueblos comarcanos sino también con las capitales y el más allá de ríos y sierras" (ver bibliografía)

(pie de foto). Sin olvidar el bocata al filo del mediudía na braña, sobre las mismas cabañas; y en compañía tan grata de Xandru y Tsourienzo; el privilegio doblado


(pie de foto) Las cabañas en el estío: animadas por los ganados a placer en las mayadas, ahora por La Vatsota.

Bibliografía citada o en relación temática


(pie de foto): Camín de casa, ya con la nublina de la tarde a los pies de La Mesa, Pena Tolondra, La Magrera...


(pie de foto): las palabras compertidas tras la andadura (por supuesto, con el sabor y el saber de los suspiros de casa, el café de pota, la sidra refrescando y a la espera...).

Otras referencia de contenido

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