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Una ansellia
Africana para Marta .

Dorita García Blanco.
HiFer Artes Gráficas, 2011 .

Extracto de las palabras
de Julio Concepción Suárez
en Pola de Lena,
12/11/2011,
presentación de la novela,
de Dorita García Blanco.

1. Una Ansellia Africana

  • La Ansellia es una planta exótica, nativa del África tropical, que se da en las costas y cerca de los ríos. Es trepadora, robusta, de hoja perenne, una orquídea, que puede llegar a pesar hasta una tonelada. Es muy espectacular cuando se desarrolla, pues trepa hasta la copa de los árboles más altos. Sus flores, de pétalos amarillos y verdosos, con puntos marrones, despiden una suave fragancia, por lo que se aprecia mucho como ornamental.

  • Familia de las orquídeas, del griego órchis, porque crea bulbos, tubérculos. Tiene unas raíces aéreas blancas que se se entretejen llegando a formar un entramado parecido a un nido, como un cesto, en el que llegan a anidar ciertos pájaros grandes como las lechuzas. Debe el nombre al botánico inglés, John Ansell, que la encontró en Guinea Ecuatorial.

2. Técnica narrativa y estilos

  • La lectura de la novela sugiere un producto enriquecido con divesrsos tipos: la novela realista, porque las acciones se van sucediendo con criterios de espacio y tiempo, al estilo más puro de esta técnica en el tiempo. La novela sicológica, pues el narrador omnisciente va detallando pensamientos y sentimiento de los protagonista, como si los estuviera viviendo o protagonizando él mismo; como si él mismo fuera el personaje. Novela indigenista, pues se complementan las acciones más allá de los mares, en otros continentes: la sociedad africana y la americana.

  • Pero, sobre todo, es una novela feminista, pues desde el principio al final, todas las acciones giran sobre la personalidad inquebrantable de una mujer. No hay enfrentamiento de actitudes masculinas y femeninas: simplemente, sobre los hombres sale airosa siempre la mujer en este caso, pero en colaboración con ellos, admirando su labor, aceptando sus ayudas, aportando las suyas. Novela femenina y feminista en definitiva, en el sentido etimológico de la palabra.

3. La acción de la novela

  • Una Ansellia Africana para Marta es la historia de una mujer que podría resumirse en la planta que representa el nombre: una mujer que fue creciendo en una sociedad marcada por las deficiencias de los desvalidos y los abusos por parte de los maltratadores. Pero esta mujer no sólo va solucionando problemas en su trabajo y en su familia, sino que hace posible que otros luchen por causas paralelas en otros continentes, en circunstancias peores aún.

  • El premio a su labor se lo reconocen los propios hombres con los que colabora socialmente, de forma directa o indirecta: la planta exótica que le envía Marcos desde África, tal vez simboliza el aliento para que ella misma siga desarrollando una labor tan exuberante como hace la misma planta en su contexto vegetal cerca del agua.

  • Marta se convierte así a lo largo de la novela en el símbolo conductor de la esperanza: sin ella no se hubieran descubierto los casos de abusos a discapacitados en la ciudad en que trabaja; sin ella, no hubiera coincidido su marido con los otros dos colaboradores en el continente africano, poniendo las bases para la solución de enfermedades, situaciones de miseria, hambre, etc.

  • Con ilusión, hasta con fantasía y magia todo se hace posible: lo mismo vidas que luchan por salvar un diamante de mucho valor, para invertirlo en investigación que solucione las miserias; que el autoengaño de su marido para creerse que es un novio, cuando era ya un marido desde hacía años. La fuerza de la ilusión convierte en realidad lo que uno o una sueñan. Pero, en este caso, en la figura de una mujer: de ahí el símbolo de una planta tan espectacular como la Ansellia Africana..

4. Literatura femenina y feminista

  • Feminismo en sentido etimológioco. En esta obra, Dorita continúa en esa línea moderna de la narrativa que tiene como protagonista a la mujer. Pero los hombres tienen su valor también aquí: no hay la peligrosa dicotomía machismo / feminismo (o machismo / hembrismo, para ser exactos en muchas ocasiones), un peligro muy frecuente entre pretendidas escritoras que se creen feministas, y en realidad sólo son hembristas, pues invierten el papel social discriminatorio: las mujeres pasan en ocasiones a ocupar el antiguo papel del hombre, del macho, en las sociedades tradicionales. En la posición hembrista (no feminista), el mando pasa a las hembras: no hay más diferencias, con lo que la balanza sigue desquilibrada. Tan fuera de lugar el uno como el otro: injustos y trasnochados ambos exclusivismos por igual. No es el caso de la presente nove

  • Una mujer entre hombres, no frente a los hombres. Por esto la novela de Dorita podría describirse como literatura femenina y feminista, en el sano sentido etimológico de la palabra: la protagonista, Marta, es una mujer que actúa rodeada de hombres, no frente a los hombres: Daniel, el marido (el novio que él mismo quiso ser en la ausencia); sus colaboradores en la misión humanitaria y científica africana, Cunnango y López; Enrique, su compañero de trabajo... Marta, mujer de gran personalidad, sólo en Madrid, mientras su marido se va a África, lleva con autoridad y autonomía la vida laboral y familiar, con sus tres hijos pequeños a su cargo.

  • Una mujer liberada y comprometida socialmente. Pero el valor de Marta es doblado, puesto que no sólo lleva la responsabilidad familiar (acerca los hijos a la escuela, los lleva al médico...), sino que está plenamente comprometida con una importante labor social: la atención a personas disminuidas, maltratadas física y síquicamente... Tiene tiempo a todo, y sabe sobrevivir en la larga ausencia de su marido, que también está haciendo una labor humanitaria paralela en el continente africano. Tal vez, por eso lo acepta y lo sobrelleva. Dos vidas en colaboración social sobre culturas distintas: se complementan, no se oponen.

  • La creatividad literaria como terapia. Como terapia inteligente, Marta desarrolla una creatividad impresionante y estratégica, que tal vez atestigüe la función literaria de la escritura, como ocurrió a lo largo de la historia, desde los griegos a nuestros días: la palabra escrita como terapia, como sano efecto placebo para ser capaz de superar las ausencias más duras, lo mismo en el trabajo que en la vida social. Así recurre de esa forma tan ingeniosa a inventarse aventuras fantástica para cada uno de los personajes (Cunnango y Marcos), con sus aventuras de un continente a otro, que sólo son producto de la imaginación de Marta, pero que parecen reales al lector. Una especia de realismo mágico al mejor estilo de los hispanoamericanos del género en este punto.

  • La mujer como eje literario en las acciones de los hombres. En la estructura de la novela, la mujer es quien hace posibles el éxito de los hombres. Los sueños de Marta, su fantasía bien tramada, los viajes por el mar, la naturaleza de cada paisaje..., son el escenario en el que va tejiendo historias de hombres valientes, que tienen en común la gran pasión de Marta: saber soportar las mayores adversidades para llegar al buen puerto del éxito final dedicado exclusivamente al compromiso social con los más pobres (caso de la sociedad africana), con los desvalidos y maltratados o maltratadas (caso de la sociedad madrileña)... Hay así una actitud complementaria entre la figura masculina y femenina, no hay enfrentamiento: Marta admira a los hombres que trabajan por el progreso social, aunque sea ella el eje literario, la protagonista de todas las acciones de esos hombres.

  • El agua, símbolo de vida física y de creatividad. Una vez más, el agua es el escenario en el que navega la imaginación de la protagonista: el mar, en el caso de las aventuras luchadoras de los compañeros de su marido, imaginadas por la autora; y el agua de la inundación en el piso de su casa, cuando supone que desaparecen los papeles con las historias que le enviaba su marido, pero que, en realidad, tales papeles no existían, sino que todo lo había soñado ella. Es aquí donde aparece esa especie de realismo mágico citado: la fantasía, el sueño se confunde con la realidad: ella no sabía si existían las cuartillas escritas o si lo había soñado. Es lo mismo, pues lo único que importaba era dar una explicación heroica al éxito de unos hombres que habían arriesgado su propia vida para salvar al continente africano de enfermedades y miserias con el descubrimiento de nuevas vacunas, de llevarles agua a los poblados, de darles de comer simplemente. No es casual que las vacunas se investigaran sobre patatas y plátanos: comiendo esos productos, se acabaría el hambre, y lo demás se curaría solo.

  • Marido y novio: dos perspectivas complementarias. Por esto, no hay enfrentamiento alguno entre actitudes de hombres y de mujeres: sólo hay un hilo conductor que, ciertamente, es femenino. Sin una mujer como Marta, el marido no podría haber ido a África en misión médica tan humanitaria. Sólo una nota de superioridad fina al final de la novela demuestra que Marta controla su vida mejor que Daniel: éste se inventa el término de novio para su estancia africana, tal vez con el remordimiento de que le echaran en cara haber abandonado a la familia como marido y padre de tres hijos. Ella, en cambio, se ríe de la distinción novio / marido. Sabe vivir como madre teniendo el marido lejos.

En conclusión:

  • Se trata de una novela que se lee con gusto por su intriga: la variedad de estilos y técnicas nos va llevando de sorpresa en sorpresa, pues nunca se sabe cómo va a ser la reacción de Marta ante los hombres: compañeros de trabajo, su marido, los colaboradores de su marido... Al estar sola pudiera parecer que se sentiría sola, pero nada más distante: su personalidad decidida, su compromiso con el trabajo social, su capacidad negociadora en la oficina, su asertividad firme ante las contínuas insinuaciones de Enrique, van superando todos los obstáculos diarios hasta que vuelve su marido de la misión africana.

  • Estamos, así, ante una novela ciertamente femenina y feminista en el sentido etimológico de la palabra. Dorita ya forma parte de esa larga tradición de mujeres escritoras que comenzara tibiamente en la época griega, con aquellas poetisas que podían componer, pero nunca publicar, tal como estaban consideradas por los hombres. Ya en la literatura medieval, pocas son las mujeres que escriben y publican a su nombre: todavía en el s. XV, lo tienen que hacer con la firma de sus maridos, o con seudónimos.

  • Sólo después del Renacimiento y en época moderna las mujeres empiezan a poder publicar con sus nombres y apellidos, y no en todos los casos. Es entonces cuando la literatura se enriquece con una versión distinta, complementaria, de la que siempre le dieron los hombres: es la literatura femenina, en el sentido de la palabra, frente a la literatura masculina, sin más -ismos negativos ni sexistas.

  • Finalmente, escritoras como Dorita continúan engrandeciendo la literatura con esa aportación de perspectivas sociales: el papel de las mujeres dentro de una sociedad en la que desarrollan funciones que muchas veces, por las razones que sea, los hombres dejarían sin hacer (el caso de Virginia en la novela es bien evidente). Más aún, sin ciertas mujeres, los hombres tampoco se arriesgarían a otras labores sociales o investigadoras, como en el caso de Daniel en su misión africana.

  • De hecho, así lo reconocen los propios hombres que simbolizan a Marta en la planta de la Ansellia: la planta que más crece, que asciende, que cría nidos para las aves, que da aroma al entorno, que crece con el agua, que destaca por sus colores vivos... No hay enfrentamiento de posturas: sólo un triunfo, una defensa natural de la figura femenina entre las figuras masculinas. Literatura femenina y feminista por tanto: feminista frente a masculinista, sin más connotaciones. Otra cosa bien distinta son los términos machista / hembrista..., con los que, por desgracia, con demasiada frecuencia se confunde el feminismo etimológico.

Julio Concepción Suárez

Un libro de poesía: Estación bisiesta

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