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El panchón allerano
(IX)

Publicado en el libro: Andecha lenense.
A la memoria del profesor Juan García García

Coordinador del trabajo
Julio Concepción Suárez
Pola de Lena 1991

Parece, dicen los alleranos, que el panchón es postre originario de los pueblos de Aller. Y bien pudiera ser así, ya que cuando muy raras veces aparece en las mesas de los concejos vecinos, la cocinera suele curarse en salud: "no sé cómo me saldría; la receta diómela una allerana".

Y como receta de este panchón allerano tenemos hoy dos versiones: una, la de los libros, tradicional, recogida en una época todavía lejos de la cocina de carbón, el butano y el microondas; otra, la de algunas cocineras alleranas más arraigadas, que fueron capaces de adaptar, adoptar y adaptarse a los nuevos cacíos culinarios; tal vez, sin olvidar del todo aquellos pocos cacíos, lentos y toscos, pero hogareños, siempre colgados alrededor de plegancias y vasares del tsar asturiano junto al forno de amasar.

En cualquier caso, nunca podremos saber ya, si aquel primitivo panchón, más rustíu y afuméu, entre los tizones del tsar, no dejaría mejor paladar que sabores bastante más desabridos y estresados entre las prisas de la vitrocerámica, el microondas...

En aquella edición primera del panchón, entre fueyas de castañar y tizones de faízas, el investigador asturianista Lorenzo Rodríguez-Castellano define en unas líneas su reposada elaboración:

"Es una especie de pan de harina de escanda, que se cuece en el hogar. Para ello se colocan hojas de castaño debajo de la masa y también encima; sobre estas últimas se echan brasas. Las hojas son necesarias para que no se llene de ceniza la masa".

"Al cabo se siete u ocho horas -continúa el autor allerano-, merced al calor de las piedras del hogar y al de las brasas encendidas que arden encima, el panchón ya está cocido. Una vez enfriado, se desmenuza bien en una caldera (quitándole antes la corteza dura) y sobre la miga desmenuzada se echa manteca de vaca derretida y luego azúcar. Amasan bien toda esta mezcla y la dejan enfriar para que se solidifique y se endurezca. Para comerla se va partiendo en trozos con un cuchillo. Es comida de días de fiesta (Fe)" [Felechosa] .

La otra receta, la de las alleranas que hoy han de rustir el panchón con tiento, de modo que el postre del día la fiesta'l pueblu no deje mal la cocinera, ha de ser ya distinta a la del tsar. Precisamente la madre de Juanín, nos contaba la suya hace algunos años: ver las versiones en varias lenguas.

En fin, el panchón allerano no es sino otra forma asturiana de aprovechar el pan, voz, como se sabe, aplicada a la escanda en estos pueblos del centro-sur regional. Otra forma sabrosa al lado de pocos postres y golosinas más (fayuelas, tortos, casadietas...) siempre con misma y única harina posible al alcance de los hogares de casi todos. Entre fueyas de castañar, rustíu nel tsar del suilu, con más o menos furmiintu o con menos traza de cheldar (quién se paraba a reparar...!), el panchón para nadie dejaba de ser, como lo es todavía, un exquisito y codiciado pan en la fiesta anual.

Copla del pan:
recogida por Juaquín Fernández
(Aller)

"Recemos un padrenuestro
a San Justo
para que de lo poco,
saque mucho
y lo saque pa prestar.

A San Justo
y a San Froilán
para que saque buen pan.

A San Justo
y a San Vicente
para que lo acreciente.

Y a San Pantaleón
para que lo saque bon.

A San Justo
y a la Magdalena,
para que de lo poco,
quede la masera llena"

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