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Anotaciones toponímicas (4)

Diccionario etimológico de toponimia asturiana (2007).
Editorial KRK. Oviedo.
Julio Concepción Suárez.

Extracto del artículo
"Diccionario etimológico de toponimia asturiana",
Archivum, Tomo LVII (pp.515-520), 2007.
Universidad de Oviedo.
Marta Pérez Toral

El Diccionario Etimológico de Toponimia Asturiana es el último trabajo del investigador y docente Julio Concepción Suárez. Se trata de una obra madura y coherente, que aúna, agranda y actualiza muchos de sus estudios previos; por lo que las aportaciones de este Diccionario suponen un gran avance en relación con los trabajos anteriores. Destaca además esta investigación, sin perder de vista el rigor científico, por su gran claridad y comprensibilidad.

Escribir un diccionario no es labor fácil y, si además se trata de un diccionario etimológico, resulta tarea ardua y arriesgada, pues el lingüista ha de enfrentarse con problemas y dificultades a veces casi insalvables. Para un estudioso de la toponimia no es posible fundamentar un étimo sin conocer a fondo el espacio geográfico abarcado y la vida de ese vocablo a través de los siglos; pero el autor demuestra conocer con precisión el "terreno" que pisa, tanto geográfico como lingüístico.

Julio Concepción ha sabido aquí abordar algunos enigmas eti­ mológicos y, por ello, resulta una guía bien segura para estudiar el origen de estos nombres de lugar. Se ha enfrentado con suma prudencia con las cuestiones más problemáticas de ciertos topónimos, dando siempre alguna orientación sobre esos términos de etimología más inaccesible. No desiste, arriesga y con sentido común acude al "lenguaje del suelo", que nos "dice" cómo ciertos topónimos sirvieron a los lugareños para precisar dónde abunda un determinado fruto (La Sierra la Castañal) o hay un paso malo en un alto, expuesto a los vientos y el frío (Paxumal) o bien un lugar cuyo nombre se relaciona con la quinta parte del fruto anual pagado al dueño (Las Quintas) o un cordal que recuerda al dios Júpiter (El Sueve).

La base documental de este Diccionario ha sido posible gracias a las charlas con unos cuantos centenares de informantes de los Concejos más altos de la Cordillera Cantábrica, de las tierras intermedias y de la rasa costera y acantilados; incluso el autor va más allá al reconocer la existencia de topónimos de mar adentro: la talasonimia. Otra novedad de este Diccionario es que incluye no solo lugares de poblados sino también nombres de caseríos, caserías, pueblos menores, pueblas, villas. En definitiva, el autor recoge unos 35.000 topónimos aunque, como bien advierte, no están todos pues son miles los existentes y es tarea imposible inventariarlos al completo.

El objetivo de este Diccionario es la recogida de una muestra to­ ponímica, pues analizando unos cientos de lugares más representativos (de unas cuantas raíces léxicas), cada quien pueda descubrir por su cuenta otros nombres de lugar, reutilizando los componentes observados en el muestrario. Advierte Julio Concepción, desde el principio, que no considera necesario explicar todos los nombres de montes, laderas o valles, porque las raíces de los mismos se reducen a unas centenas. Así, con un mismo lexema y distintos morfemas, se consiguen un buen número de nombres de lugar; es decir, a partir de una base común se habrían originado numerosísimos topónimos extendidos por amplias zonas geográficas.

El método utilizado es doble: por un lado, acude al registro de lo oral, que implica el escuchar a los lugareños cómo pronun­cian y confirman ese topónimo que ellos oyeron a sus abuelos y, por otro, también ha tenido en cuenta los documentos escritos, de gran utilidad para la correcta interpretación de cada vocablo [..].

(siguen varias páginas en el original...)

También recoge topónimos cuyos nombres no parecen tener nada que ver con lo designado: se trata de asociaciones etimológicas (o 'etimología popular'), llevadas a cabo por los lugareños que transformaron, por ejemplo, carabazas (de carba) en calabazas. En Somiedo, se halla El Tsagu la Calabazosa, lago entre altos calizos sin relación alguna con las calabazas y sí con las rocas y carbas o zonas de pastizal abierto de matorrales y monte bajo. Supone el autor que la etimología habría que relacionarla con la raíz preindoeuropea *kar-b, *kal-b ('piedra'), más la vocal epentética a (*kal-a-b) y el sufijo abundancial.

Cada uno de los topónimos que recoge en este Diccionario es un trabajo de investigación en sí mismo que se estructura en cuatro partes bien diferenciadas, en las que el autor estudia sucesivamente la palabra, el entorno, el campo toponímico y, finalmente, la etimología.

Julio Concepción aborda la palabra, investiga su uso común y significado en el asturiano de las distintas zonas y su uso toponímico (dónde se aplica, qué tipo de zonas describe, cuál es su sentido o, en los casos más difíciles, con qué otras palabras pudiera estar en relación).

Con el entorno geográfico del topónimo nos explica la ubicación, los límites, las características pasadas y presentes de la zona (que él describe como un valle o un pico afilado o una cadena de calizas aserradas o una profunda depresión o una braña o un estrechamiento o una peña en el valle o un puerto de verano o una cumbre saliente y alomada o una zona empozada de pastos o un crestón calizo o un conjunto de pastizales en un alto, etc.).

Bajo el título campo toponímico, aglutina el autor todos aque­llos topónimos con la misma base o raíz; por ejemplo, con Las Regueras (en Oviedo, Grado, Candamo, Illas y Llanera) relaciona El Regueral, El Reguerín, La Reguerita, Reguerines, El Regueru, El Reguerón, La Reguerota, Sorriegu o Valdarregorios, entre otros.

Por último, aborda el estudio etimológico del topónimo, para remontarse en muchos casos al latín, otras veces parte de una raíz celta o de una palabra griega, en ocasiones considera que se trata de una voz de origen germánico o prerromano o bien deriva de una raíz preindoeuropea.

El Diccionario se cierra con más de 300 referencias bibliográficas, que son, en su mayor parte, estudios sobre toponimia europea (asturiana, gallega, castellana, catalana, aragonesa, riojana, andaluza, vasca, portuguesa, francesa, bretona, italiana, irlandesa o rusa), además de diccionarios etimológicos, toponímicos y antroponímicos, entre otros. Se trata de un repertorio bibliográfico exhaustivo y actual, lo que demuestra un vasto conocimiento por parte del autor.

Este novedoso Diccionario Etimológico de Toponimia Asturiana es un trabajo elaborado sobre bases rigurosas que constituye una importante contribución al estudio de la toponimia asturiana. Resulta, por ello, imprescindible para todos los que aspiran a conocer o sienten curiosidad ante el porqué de tantos nombres de lugar; y es aún más imprescindible para los que caminan por la senda de la investigación toponímica".

Marta Pérez Toral
Profesora Titular de Filología Española
Universidad de Oviedo

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