Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular


(foto de David)

Mi viaje a París
David Ordóñez Castañón
(III)

La semana del 2 al 8 de Abril de 2006, parte de los alumnos del instituto que estudiamos francés, junto con algunos de Laviana, viajamos a Francia. Formamos un grupo de 40 alumnos con 5 profesores (Manuel, Ángel Loli y su hija y Olaya), con quienes nos llevábamos muy bien. Allí visitamos varios pueblos y ciudades además de París y, sobre todo, lo pasamos muy bien.

Ya el fin de semana empecé a prepararlo todo: hice la maleta, envasé embutido, compré algo de comida y visité a familiares para despedirme, y que, de paso, me dejaron alguna propina para el viaje.

El autobús salía a las siete de La Rotonda de Pola, así que me levanté a las seis. Cuando llegué a la parada, ya estaba allí casi todo el grupo del Instituto, y a los pocos minutos llegó el bus. Era un Llaneza bastante nuevo y estaba pintado en azul con el dibujo de "Asturias paraíso natural” en los laterales. Después de despedirnos de los padres, y de colocar las maletas en el maletero, subimos al autocar y comenzamos el viaje rumbo a Pola de Laviana a recoger a los compañeros lavianeses. Todos los que teníamos mp3 escuchábamos por la radio la carrera de Alonso, que habíamos visto empezar antes de salir de casa.

Antes de las ocho ya estábamos en la otra Pola. Todos los que subieron eran, para nosotros, extraños, pero pronto entablamos amistad y antes de llegar a Francia estábamos bromeando. Larvy, el alumno de Laviana más extrovertido enseguida vino a la parte donde estábamos los de Lena, y empezó a bromear mientras aprendía todos los nombres de los que estábamos en el autobús.


(Museo del Louvre, foto de David)

El viaje se realizó siempre por autopista hasta llegar a Burdeos. Fuimos por la Autovía del Cantábrico, pasando por Cantabria y País Vasco y tuvimos la oportunidad de ver, de pasada, Eibar y Eipurúa; San Sebastián y Anoeta; Bilbao; y otras localidades como Castro Urdiales o Irán. Después de varias paradas en las que estiramos las piernas y comimos, algo, hacia el mediodía cruzamos la frontera.

Tras la frontera, recorrimos Kilómetros y Kilómetros de autopista sin curvas, rodeada de interminables pinares. En uno de ellos, en un área recreativa, tomamos el bocadillo. Tras el descanso seguimos el viaje camino de Périgeux, una pequeña ciudad, no muy lejos de Burdeos, que es la capital del Departamento de Dordogne.

Después de un viaje en el que pudimos dormir, escuchar música, charlar y mirar por la ventanilla las enormes plantaciones de pinos, llegamos al hotel. Éste era pequeño, tenía tres pisos y parecía haber sido remodelado hace poco tiempo. Pese a que las habitaciones eran pequeñas, estaban bien: tenían una tele bastante grande, teléfono, escritorio y baño.

Mi habitación miraba hacia el río Isle. Lo cruzaban dos puentes medievales de piedra clara. A sus orillas había jardines muy cuidados y un paseo. Périgeux es una típica villa medieval francesa. Destacan sus ruinas romanas: el anfiteatro, casi destruido totalmente; los restos de unas termas, y parte de un templo romano de forma redondeada. Tiene una catedral de estilo románico en la que llaman la atención sus numerosas cúpulas que terminan en linterna, que fueron copias del Sagrado Corazón de Jesús; además de una torre alta, en obras.

Las calles son típicamente medievales: estrechas, sinuosas y de piedra. Muchas de ellas terminan en una plaza central cuadrada, presidida por una torre circular. Los edificios de viviendas son claros y las ventanas están tapadas por contraventanas también blancas. En la villa abundan los comercios del tipo de pastelerías, panaderías, pizzerías y pequeños supermercados.

Tras la visita de la ciudad regresamos al hotel, en donde cené lo que me quedaba de bocadillo y después ví el partido de liga francesa: Paris St. Germain y Burdeos, en el que ganó el equipo local por tres goles a uno. Compartía la habitación con un alumno de Laviana, Javier, que sólo aparecía por la habitación para dormir, ya que pasaba casi todo el día con su madre y su padre, que era el secretario del instituto de Laviana.

Al día siguiente salimos de Périgeux hacia pueblos del mismo valle. Es una zona de colinas redondeadas, bosques de hoja caduca, praos llanos y ríos caudalosos en los que el agua fluye lentamente. A los alrededores de la carretera hay casas o chaletes, que suelen ser la vivienda de granjeros. También se veían desde el autobús criaderos de patos y ocas, ya que el departamento de Dordogne es conocido por la calidad de su "foi gras”. Primero fuimos a una de las cuevas prehistóricas más famosas de Europa: Lascaux, tan populares y valiosas como Altamira.


(foto de David)

Llama la atención su galería principal, apodada como La Capilla Sextina de la prehistoria, repleta de frescos de animales. Hay dibujados cuatro toros de más de cuatro metros de longitud. Manuel hacía las veces de traductor, aclarándonos las explicaciones en francés del guía. A continuación fuimos a "Le Toth", el museo de la cueva, en donde tenían una especie de zoo con los animales representados en la piedra.

Antes de comer visitamos La Roque de St. Cristoph, una enorme mole de piedra vertical utilizada ya desde la prehistoria, en donde los primitivos establecieron sus asentamientos. Esta aldea sobre la roca, declarada por la UNESCO patrimonio de la Humanidad, fue reutilizada en la Edad Media por ser un lugar perfecto para la defensa de la población. Consistía en una ciudad incrustada en las aberturas de esta gran pared caliza.

Comimos en otra villa medieval, junto al río Isle, y después de comer partimos rumbo a Sarlat. Por ese valle, las carreteras son algo estrechas y trascurren entre bosques y fincas con enormes casonas y chateaux. Sarlat es una ciudad preciosa, toda medieval, los edificios son góticos y renacentistas, al igual que las iglesias y catedrales. En la plaza mayor hay muchos cafés y heladerías en donde los turistas paraban a contemplar los edificios. Después de esta visita nos dirigimos a una pequeña aldea en lo alto de una colina. Se trata de una ciudad fortificada, Cuenta con un mirador desde el cual se divisa una extraordinaria vista de la zona.

Volvimos a Périgeux y decidimos ir a cenar fuera. Berto, Chany y yo paramos en un italiano. A la salida, ya de noche, un grupo muy animado decidió ponerse a cantar en medio del parque con la bandera de Asturias y conocieron a varios jóvenes franceses. Luego volvimos al hotel.

El Martes dejamos Périgeux y pasamos la mañana viajando hacia París. Larvy nos animó la mañana cantando con el micro del bus. Hacia las dos llegamos a Versalles. Su fastuoso lujo nos llamó la atención a pesar de que parte del palacio se encontraba en obras. Visitamos los pomposos salones y habitaciones como los aposentos del rey y de la reina o la sala de los espejos, también tuvimos la oportunidad de contemplar famosos cuadros como la Coronación de Napoleón o los retratos de Luis XIV y Luis XVI. Después de salir de palacio, paseamos por los inmensos jardines, llenos de turistas, sobre todo orientales.

De tarde llegamos a París. Lo primero que vimos fue la Defense, un edificio moderno parecido a un cubo pero vacío por dentro. Luego salimos del centro por la zona financiera hasta llegar al hotel, en las afueras. Después de cenar, Rubén, el conductor, nos dio una vuelta turística nocturna por las zonas más famosas y glamorosas de París: El Moulin Rouge y la calle de los "puticlubs" la Tour Eiffel, el Louvre, joyerías y restaurantes carísimos, el arco del triunfo, y numerosas plazas, edificios y hoteles, como el Ritz, mientras nos contaba historias y anécdotas curiosas y simpáticas acerca de la ciudad. Esa noche París estaba lleno de antidisturbios y policías ya que esa misma tarde había tenido lugar una manifestación en contra del decreto del primer ministro francés.

El día siguiente, miércoles, fue muy ajetreado. Visitamos todo París: Monmatre y el Sagrado Corazón, en una colina desde la que se contempla una gran vista de la ciudad, todo lleno de turistas y extraños. Luego el Pompidou, el museo de arte contemporáneo, y sus alrededores con centros comerciales, plazas, iglesias y cafeterías. Después de comer, comenzamos a pasear sin parar. Hicimos un recorrido por toda la zona monumental de París.

Primero pasamos por el Hotel de Ville (el ayuntamiento) hasta llegar a Notre Dame, la famosa catedral de París. Estuvimos media hora visitándola y continuamos por las célebres calles y puentes de la capital francesa. Vimos el Palacio de Justicia, la Saint Chapelle , la Concergerie , (la cárcel en donde estuvieron personajes famosos durante la revolución).

Hacia las cuatro llegamos al Louvre, un enorme edificio que es el museo más grande de Europa. Solo dispusimos de dos horas para ver una selección de las obras más importantes de las exposiciones: arte egipcio, romano, griego, los apartamentos de Napoleón III, las joyas de la monarquía, las galerías de arte francés y holandés, con Rubens y Delacroix como mejor exponente (vimos "La libertad guiando al pueblo” y obras de Rubens); pintura española (obras de Velázquez, el Greco, Murillo, Valdés Leal, Goya y otros muchos); y también la enorme exposición de pintura italiana (numerosos retablos y pinturas renacentistas); pero la obra estrella de la visita es la Mona Lisa.

Este retrato de la mujer del noble italiano "el Gioccondo” pintado por Leonardo da Vinci, se expone bajo severas medidas de seguridad y siempre rodeado de una multitud de turistas. Pese a que hay carteles llenos de prohibiciones y en muchos idiomas, Mordiellos, de Laviana se hizo una foto al cuadro, por lo que fue detenido y expulsado del museo.

Salimos del edificio, muy cansados, por la pirámide de cristal y nos pusimos en camino hacia el Barrio Latino por las orillas del Sena. Dicho barrio era la zona de los estudiantes e intelectuales. Numerosas figuras del prestigio de Dalhí o Picasso, residieron en esa zona, y otras tantas estudiaron en la universidad de la Sorbona. Actualmente existe un mausoleo donde descansan los restos de personajes famosos. Después fuimos al hotel

El jueves fue, también un día muy ajetreado. Salimos hacia el cementerio de Pere Lachaise, en el que se encuentran las tumbas de Chopin, Rossini, Jim Morrison, Oscar Wilde, Delacroix, Edith Piaf y otros muchos famosos. Después de esta breve visita nos pusimos en camino de Disneyland. Ese día nadie paró. Montamos en todas las atracciones e incluso repetimos, vimos a los personajes Disney en la cabalgata y exploramos todo el parque, solo parando para comer.

Después de comprar los souvenirs para los más pequeños de la familia, montamos en el bus para volver al centro de París. Subimos a lo alto de la Torre Eiffel , desde donde se contempla una impresionante panorámica de la ciudad. Y después de bajar de la estructura férrea, montamos en Bateau-mouche. El recorrido por el Sena duró una hora, y nos explicaban un breve comentario de los edificios que divisábamos alrededor.

Cuando terminó la ruta, nos apeamos de la embarcación para ir a al bus, sin embargo, hubo un mal entendido entre el conductor y Loli por lo que tuvimos que esperar a la intemperie durante casi una hora esperando a que llegara el autobús para que nos llevara al hotel. Fue entonces cuando pasamos por el túnel del alma, en donde tuvo el lugar el accidente en el que falleció Lady Di.

El Viernes ya salimos de París. Viajamos durante toda la mañana hasta llegar a La Rochelle , una ciudad costera situada junto al Atlántico, entre la desembocadura del Loira y la Bretaña Francesa. Es una ciudad medieval muy bien conservada con faro, puertos, castillos y elegantes plazas, además de un ayuntamiento renacentista.

El pueblo se caracteriza por sus productos artesanales. Destacan sus quesos, mermeladas, chocolates y pasteles, su sal y su café. Es, además una ciudad muy turística, por lo que todo el paseo marítimo esta lleno de terrazas de cafeterías y heladerías. En La Rochelle , aprovechando la calidad de sus productos, compramos los regalos para llevar a casa.

Finalmente, fuimos todos a cenar a un restaurante italiano, donde nos despedimos unos de otros mientras comíamos una pizza. Tras la cena montamos en autobús y nos dispusimos a emprender la marcha hacia Asturias. Aunque nadie se durmió hasta bien tarde. Primero vimos la película "Lo que la verdad esconde" con la que algunas se asustaron; y luego nos entreteníamos gastando bromas a los compañeros dormidos. Todos nos fuimos durmiendo hasta que a las cinco de la mañana, a Loli se le ocurrió la "extraordinaria idea” de visitar el museo de Bilbao. Pues así fue, a las tantas de la noche todos nos tuvimos que apear para contemplar un museo cerrado a las cinco de la madrugada.

Después de esta inusual parada continuamos el viaje descansando en varias estaciones de servicio y hacia las siete ya estábamos en Asturias. Primero dejamos a los de Pola de Laviana en su destino, y finalmente nosotros llegamos a casa. Espero que para el año que viene se pueda repetir este viaje y que lo pasemos tan bien como la semana pasada.

Ver David (I): Un día en Las Morteras

Ver David (II): Una tarde de mayo

Ver David (IV): Camino de Perigueux

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