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TEVERGA LLEVA A LOS MINEROS EN EL ALMA

El monumento al minero y la exposición de fotografías en Santianes muestran el afecto de un pueblo a lo que fue la minería en el concejo

Celso PEYROUX
Cronista de Teverga.

Aunque pasen los años –ya más de veinte desde que se cerraran las minas- el pueblo tevergano lleva en el alma a los mineros y todo cuanto han sido durante más de un siglo.Éramos más de un centenar de personas las que nos congregamos en la sala de máquinas de lo que fue el pozo de La Aragona para asistir a una misa en honor de Santa Bárbara con gaita, una bella homilía del reverendo Enrique Moro y la custodia de cuatro mineros montando guardia vestidos con sus fundas y lámparas.

Encuentros gratos y sonrisas entre los asistentes y visita obligada a la exposición que se había montado en dos de las paredes con una muestra fotográfica de diferentes momentos vividos por unos y por otros. Lágrimas emociones al ver a sus seres queridos y este cronista que obsequió a los organizadores: Fermín García y Juan Gutierrez, entre otros, con un marco que contenía el primer reportaje que se escribió a toda plana en LA NUEVA ESPAÑA sobre Hullasa y su declive, en mayo de mil novecientos setenta. Los titulares decían: “El futuro de Teverga depende de una peseta”. Aclarar que el comprador tenía que acarrear con un pasivo de varios millones. En una de las fotos se ve a: Ramón Zaragoza, José, Paco “el de Siso”, Antonio “El Primera” (todos ya fallecidos), Javier Terente y al cronista en una foto tomada por Genarín. También al arzobispo don Gabino en una foto tomada en su visita a Teverga, años antes.

Luego en San Martín la inauguración del monumento al minero en la plaza de entrada a la villa. Bendición con agua bendita y el canto de “Santa Bárbara bendita” por todos los asistentes. El escultor, Gonzalo Prado Grela, (Santa Cruz de Mieres 1966), ayudado por su esposa Eloina Díaz, minero prejubilado, empleó en su construcción unos ocho mil metros de cable de “tije”, el cobre empleado para las detonaciones y diferentes tipos de alambres. La escultura pesa unos trescientos kilos con un armazón y base de hierro sobre hormigón armado y recoge a un minero con una hacha al hombro y la lámpara en la mano.

Miren por donde, la “plaza de toros” que servía de rotonda albergará, de ahora en adelante, el monumento al minero. Miren por donde, no hay mal que por bien no venga. De la bella y singular estatua los teverganos estaremos muy orgullosos y agradecidos porque la obra, valorada en unos quince mil euros, fue una donación por parte del artista. Por ello y otras cosas somos un pueblo ejemplar.

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